Para Aldo Miyashiro, el teatro es una pasión a la que no le pone límite, así deba correr de un lado a otro para cumplir con los compromisos de sus trajines diarios. En estos días, su entusiasmo desborda cuando le toca ensayar y preparar su papel de “El Piloto” para “El Principito, el musical”, inspirado en la obra de Antoine de Saint-Exupéry, con la dramaturgia y dirección de K’intu Galiano y que se estrena el 17 de mayo en el remozado Teatro Segura. “Cuando me convocaron para la versión teatral, volví a leer el libro, volví a investigar un poco sobre lo que significaba. Es un libro muy especial, cuando uno va leyendo te toca, en el momento y lugar en el que estés, habla mucho de lo que quisimos ser, de lo que deseamos, y de lo que no logramos, por miedo, o porque las responsabilidades nos comienzan a abrumar y nos olvidamos un poco de vivir”.
Habla de ese viaje que es la vida... Sí, bueno, el libro tiene un montón de significados y es vital para todos. Apenas salió la primera promoción de la obra, no sabes la cantidad de llamadas que he recibido, la cantidad de mensajes de gente que no me escribía desde hace mucho tiempo, con una emoción que a mí me conmovió. Sabía que el libro era importante, pero no pensé que tanto. Hay gente que me dice, voy a ir a ver la obra con mi hijo porque hemos leído juntos el libro, es emocionante con tanta gente interesada de verdad.
”Hay que pedir a uno solo lo que puede dar”, le dice el Zorro al Principito; como esa, hay muchas frases que impactan. De esas y otras se pueden encontrar en el libro. Esta es precisa, ahora que vivimos obsesionados con los resultados, y el éxito como paradigma, no pues, no hemos venido a eso.
¿No lo pensaste mucho cuando te propusieron el papel del Piloto en la obra? Les pedí una semana para pensarlo, porque yo estreno en junio una obra con un director joven que me había convocado antes, entonces no quería que se crucen los ensayos. Conversé con el otro director, comenzamos a acomodar horarios, pero en realidad, igual no me sentía seguro de aceptar por la carga.
¿Qué fue lo que te hizo cambiar de opinión? Lo que fue determinante es que le conté de la propuesta a mi hija menor, Fernanda. Le dije, me ha llamado Denisse para El Principito, y pegó un grito, me dijo, tienes que aceptar, tienes que aceptar. ¿Qué personaje vas a hacer?, me preguntó, y le respondí, que el piloto. Tienes que aceptar, tienes que aceptar, volvió a repetir. Eso fue clave para mí cuando tuve que responder que aceptaba estar en la obra; quiero que mi hija me vea en El Principito.
¿ Y cómo recibes este Principito en esta etapa de tu vida? Han sido dos años complicados, difíciles, lo tomo como lo que es, un trabajo, una oportunidad, para además, hacer un montaje hermoso, de llegar a un público diferente, de trabajar con tres niños maravillosos que son los que van a interpretar los principitos en el montaje. El reto lo tomo con mucha alegría, al comienzo tenía muchas dudas, sobre todo por el cansancio de tener que ensayar dos montajes casi a la par que es lo que estoy haciendo. Si tuve alguna duda por el trajín, ya la ilusión de Fernanda me la quitó, porque así como ella, cuánta gente se va a emocionar de ver la historia de El Principito.
¿En qué momento de tu carrera profesional sientes que estás ahora? Profesionalmente, estoy en un momento muy especial, por suerte llegan muchas propuestas y puedo elegir desde hace años lo que me gusta, lo que quiero hacer. Eso me da mucha tranquilidad.
Trabajar en lo que a uno le gusta es ya un gran privilegio. Si ya es difícil en este país trabajar, más difícil aún es trabajar en lo que te gusta, poder escoger lo que te importa, lo que te interesa. Eso es lo que me está pasando en los últimos años, he tenido la oportunidad de hacer exactamente lo que quiero hacer, haber actuado para diferentes directores, de haber planteado mis proyectos, esa tranquilidad que te pueda dar eso seguramente se parece a algo a ser feliz, y es lo que tenemos que buscar.