Muchas veces, cuando baja del escenario luego de más de dos horas de concierto, Dina Páucar siente que todo lo que le ha dado la música es como un sueño del que no quiere despertar. Sin embargo, la popular cantante sabe que nada de lo que ha conseguido en 32 años de carrera es una ilusión; los a plausos y el cariño del público son reales, como también una trayectoria que ha forjado a base de lucha y talento.
" En ocasiones recuerdo como en una película cuando grabé mi primer casete, el primer video, esos conciertos en los que me hacían pagar derecho de piso y esperaba hasta el final para cantar. Pero todo lo bueno y lo malo sirve en la vida, esos recuerdos quedan por siempre en el corazón”, dice la artista que este domingo festeja 32 años en la música.
¿Las jóvenes que hoy apuestan por el folclore andino tienen más fácil el camino?
Yo creo que el camino que construyeron las pioneras, nuestras grandes maestras, dio a nuestra generación un poco más de apertura, pero igual fue difícil. Yo todavía he sufrido, por ejemplo, no podía hacer una grabación en disco de vinilo, había que invertir mucho para una sala de grabación y los medios tampoco nos daban tanta vitrina. Hoy las cosas son distintas, han cambiado, las jóvenes artistas tienen la posibilidad de darse cuenta de conocer sin tanto prejuicio.
El prejuicio que imperaba en las radios que programaban la música andina en la madrugada.
Yo escuchaba esos programas en radios de amplitud modulada a las tres de la mañana, tenía la esperanza de que me incluyeran en las listas. Pero luego ya con los años los artistas tuvimos la posibilidad de alquilar espacios en la frecuencia modulada, para que se escucharan nuestras canciones y así poder promocionarlas.
¿En tus inicios que fue lo más difícil que tuviste que vencer?
Tuve que luchar mucho para vencer barreras y así alcanzar mis objetivos, y sobre todo me tomó tiempo el ensayar y ensayar para dar con mi estilo. Yo no quería imitar a nadie, o parecerme a otra cantante, eso fue lo más difícil en los inicios.
¿Qué tan importante es tener un estilo para una cantante?
Es vital, y hace 32 años nos calificaban en el Sindicato de Artistas del Folclore para que con un estilo propio pudieras tener la autorización para subir a un escenario. Es más, tenías que hacer tus propias canciones y un jurado te daba el veredicto.
Así como un estilo propio, hay que saber manejarse en la carrera.
Y es allí donde entra a mi vida Rubén Sánchez, encontré a un compañero ideal que podía pensar como yo y sabía las metas que tenía. Con el tiempo y trabajando con objetivos comunes pudimos lograr lo que habíamos buscado para mi carrera, él se convirtió en la columna vertebral. Él decía: Dina es un producto, hay que pulirlo bastante y trabajar para que esto sea así.
¿Conociendo lo difícil que es tu carrera, cómo tomas la decisión de tu hija Jackeline de seguir tus pasos en la música?
Yo ya sabía de su voz, de su calidad, creo mucho en ella y estoy muy feliz, porque la vi empezar a cantar cuando tenía tres añitos ante más de 50 mil personas. Luego ella se abocó a sus estudios y estuvo fuera del país, al ver a su patria desde fuera hizo que amara más su música, su gastronomía. Ella está decidiendo cantar por ella y lo dice: ‘yo no quiero complacer a mi mamá sino complacerme a mí mismo y hacer algo bonito’.
¿Y cómo tomarás cuando empiecen las comparaciones entre mamá e hija?
Si bien Jackie es mi hija y puede tener una voz similar a la mía porque soy su madre, a la vez siento que somos diferentes. No pretendo que cante igualito a mí, lo que me gustaría es que ame la música y pueda seguir mi legado. Con eso ya es suficiente, es el regalo más grande en los 32 años de carrera que estoy cumpliendo.
Dina Páucar
Cantante. Inicia su carrera en la música al lanzar su primera producción llamada “La voz del amor” en 1990. Es una de las cantantes de huayno con arpa más reconocidas y exitosas. Fue nombrada en 2008 embajadora de Buena Voluntad de Unicef.