A Edgar Vivar, talentoso actor mexicano, 75 años, y con memorables personajes en su carrera que le han dado fama mundial, ¿alguna vez se le habrán subido los humos? “Sí, me pasó. Yo viví eso cuando empecé a ser reconocido en la calle”, nos responde con la autoridad que le otorga una historia exitosa. “La gente te pide autógrafos, empieza a imitar tus dichos y actitudes. Te das cuenta de la penetración que tienes y el reconocimiento, entonces es como un caramelo a tu ego”, dice el artista, que debuta hoy en Lima con el espectáculo “Oz” en el Circo Internacional de la Chola Chabuca en Plaza Norte.
¿En qué momento se dio cuenta que la fama debía asumirse de otra forma?
Afortunadamente tengo familia, tengo un grupo de amigos, todos ellos me aterrizaron. Estar en televisión es un trabajo nada más, no te hace ni mejor, ni extraordinario, ni nada.
Uno se da cuenta que todo es relativo, que esos trabajos se acaban, que la popularidad también.
Todo ese universo tiene tantos matices que hay gente que nunca los ve. Por eso aplico lo de la risa de la Gioconda, sobre todo en las actitudes, especialmente en la gente que recién comienza en el oficio.
Pero también hay gente con muchos años en el ambiente artístico que no ha aprendido nada; la fama los trastorna.
Exactamente, pero todo es aprendizaje, tú en este plano vienes a aprender, cuando te vas ya te graduaste de algo, no sé de qué, pero tienes que aprender a convivir, a tolerar, a ser humilde, a tener empatía.
Ya que hablamos de prioridades en la vida, ¿en este momento cuál es su prioridad? Ser merecedor de la vida que se me ha otorgado y todo lo que ello implica. Más que ser y más que tener, anhelo inspirar a la gente, inspirar a través de lo que hago, nada más.
Vaya qué con su carrera y sus personajes ha inspirado a muchas generaciones...
Qué bueno que pueda ser inspirador de algo bueno, si a través de mi trabajo puedo inspirar a que otros quieran abrazar esta linda carrera artística, a hacer lo que realmente quieren, yo me siento satisfecho. Yo tuve una disyuntiva muy grande entre ser médico y ser actor, entonces tuve que hacer un balance, un cuestionamiento muy grande sobre lo que realmente quería y no digo que sea fácil. A mí me costó trabajo, pero no me arrepiento, porque finalmente tengo una linda carrera y creo que no me equivoqué.
Tampoco se equivocó cuando decidió trabajar con Chespirito.
Sobre todo me sentí a gusto trabajando dentro de un grupo de amigos, y eso, fue una parte capital del éxito del programa. Nos llevábamos muy bien, al principio, ya después no tanto, pero al principio nos llevábamos muy bien y hacíamos esto para divertirnos, encima de que nos llevábamos bien, y que nos divertíamos, te pagaban.
Y ese grupo de actores junto a Roberto Gómez Bolaños hicieron programas que trascendieron, trabajaron para eso, hoy muchos quieren el reconocimiento al alcance de un click. Pero así como llegan, desaparecen, porque hoy todo es light. La leche es light, el azúcar es light, las personas, la cultura, los programas son light, cuántas figuras aparecen en el artístico con esas características. Nunca antes había habido tanta información a disposición, y también, nunca antes había habido tanta ignorancia.
El público es el que reconoce a los verdaderos artistas.
Son varios factores, yo no sabría explicarlo, pero el público es el que dará la última palabra. Lo único que puedo hacer es ser honesto con mi trabajo, dar lo mejor de mí, ser merecedor del aplauso y del reconocimiento que tú mencionas. Eso sí, te lo firmo, el público no se equivoca, el público sabe.
Está a punto de iniciar con “Oz” una temporada en Lima, ¿ahora elige muy bien qué aceptar?
Estoy en una postura muy hermosa de mi carrera, ya voy de salida, estoy más allá de la mitad de mi vida, eso es evidente, entonces eso va depurando tus gustos. Sé lo que quiero.