“El Altar del Sol”, el espectáculo que presenta Fabiola de la Cuba este 31 de octubre en el Teatro Municipal, es para ella la reafirmación de una apuesta de vida por preservar nuestra identidad a través de las tradiciones, los cantos y las danzas del Perú. “El altar del sol”, tiene una característica muy particular, siento que es un espectáculo completamente distinto, con un contenido diferente, por supuesto que está dentro de la propuesta de hacer danza peruana, de hacer este recorrido por las diferentes regiones dentro de un repertorio nacional, pero es muy diferente, no se ha visto antes y es muy sentido”, dice la artista.
Muy sentido porque la esencia del espectáculo es la religiosidad del pueblo y los ritos que la representan...
Y lo que eso envuelve, porque no es solamente eso que ya es muy grande, la religiosidad tiene un tema que es muy complicado y delicado. Te envuelve porque cuando tú ves estos actos de fe en la calles y lo que cada uno internamente deposita en esos instantes en los que existe un voto, un deseo, un pedido, en el que envuelves todo tu ser en tus deseos más profundos de bienestar, primero de tus seres más cercanos de tu familia y luego de la sociedad.
Por eso inicias el espectáculo con el Señor de los Milagros, nuestra más grande fiesta religiosa...
Y es un remezón muy fuerte porque es un canto de 60 voces que van diciendo algo que tiene que ver con tus ruegos, tus pedidos, y la gente se remece porque es como si realmente sucediera en ese momento. Mi trabajo siempre ha sido muy sincero, muy de corazón, honesto, emotivo, muy desde el fondo del alma y creo que eso se percibe.
En tu labor, trabajar en equipo es vital, ¿cómo has logrado agrupar a gente que se mueva a tu ritmo ?
Hay de todo, hay gente que dura un minuto y que no soporta mi carácter y que no me comprende también, que no entiende por qué de pronto hay un estrés o un explotar.
Hay que ser muy exigente para lograr espectáculos del nivel que presentas.
Sí, y esa exigencia trae todo, trae momentos de fricción que pueden ser explosivos y la gente no va a entender porque ve de otra manera esto. Y está bien, yo lo entiendo. Como hay gente de la cual soy amiga, hermana, familia y conozco hace, no te exagero, 30 años, y seguimos soñando. Yo los respeto en cada paso que dan, y los valoro, y los quiero ver cada vez más hermosos y cada vez más lúcidos, de eso se trata.
Si bien tienes un equipo a tu lado, ¿es verdad que tú estás pendiente del más mínimo detalle de tus espectáculos?
Sí, me preocupo en absolutamente todo, los aretes, el vestuario, los arreglos musicales, las coreografías. Todo tiene que pasar por mí porque soy la creadora del concepto que lleva el espectáculo y tiene mi ADN, definitivamente.
¿Ves a alguien que pueda seguir tu legado?
Yo creo que cada una nace con su propia locura, con sus propios proyectos, con sus propios sueños, yo creo he acomodado mi vida con lo que es mi gran pasión, con lo que me da vitalidad, energía, me inspira, me hace feliz. A mí me hace feliz despertarme todos los días para crear profesionalmente esto, lo que hago, me hace feliz mis gatos, y por supuesto tengo el corazón lleno y pleno viviendo con mi hija, y esa es mi vida. Entonces, yo no me cambiaría por nadie, si me preguntas a quién se lo voy a dejar, esto se lo dejo al Perú, porque es así, no a una persona, sino a un país que me ha inspirado.
¿Te has dado cuenta que tú misma te pones la valla más alta al terminar un espectáculo y pensar en el otro?
De alguna manera sí, pero creo que es algo natural, alguna vez te lo debo haber comentado, que mi adorada madre, que en paz descanse, me dijo justamente en el Teatro Municipal en la última función de “De suspiro y barro”, y me dice: ‘Fabiola, y después de esto qué’, pero con una carita de preocupadísima, ‘es un poco difícil que puedas hacer algo nuevamente de esta magnitud’. Año tras año he tenido la suerte de contar siempre con gente muy linda, a la cual adoro, agradezco, compañeros de escena que siempre han estado conmigo de una forma además familiar y muy responsable, y sosteniendo un proyecto en el cual creo firmemente. Y sí se va construyendo, se van haciendo cosas cada vez más interesantes.