La 69 edición del Festival de Cannes está siendo generosa con las películas en competición, pero los primeros abucheos llegaron para protestar por la historia entre superficial, espiritual y vacía que cuenta el francés Olivier Assayas en “Personal Shopper”, protagonizada por Kristen Stewart.
Una película que mezcla el materialista mundo de la moda con la espiritualidad y la búsqueda interior, fantasmas incluidos, de Maureen (Stewart), que acaba de perder a su hermano gemelo Lewis y la busca en la vieja casa familiar abandonada.
Entre esa búsqueda del espíritu de su hermano y su trabajo como “personal shopper”, la vida de Maureen se desarrolla de forma un tanto contradictoria, como reconoció Stewart en su segunda presencia en esta edición de Cannes, tras “Café Society”, de Woody Allen, que abrió el festival.
Para la actriz estadounidense, que repite con Assayas después de “Clouds of Sils Maria”, es un personaje muy complejo en un trabajo que fue cambiando según iba avanzando el rodaje, haciéndose más aterrador y con un aumento continuo de la adrenalina.
“En el contexto del filme, mi personaje está muy solo, apenas llega a hablar y a través de su teléfono se acerca a la gente y se siente más viva. Es aterrador”, explicó la actriz, que resaltó que con la comunicación mediante mensajes las interpretaciones están hasta en los pequeños detalles, como cerrar una frase con un punto o una coma.
“Personalmente reconozco que uso mucho mi móvil, me estimula, forma parte de mí misma, pero es una forma de automatismo”, afirmó.
Un personaje que cree en fantasmas o al menos quiere creer, algo en lo que no coincide exactamente la actriz.
“Soy más bien agnóstica, no creo en gran cosa, pero soy muy sensible respecto a los flujos de energía, creo que estamos motivados por algunas cosas que no puedo definir y me da la sensación de que no estamos tan solos como parece”.
Una película que, en su opinión, plantea cuestiones fundamentales y demuestra que el mundo no es solo blanco o solo negro. “Vivir en esa zona gris permite a la gente acercarse”.
Por su parte, Assayas explicó que su película refleja el hecho de que “vivimos en dos planos, tenemos un trabajo y tenemos nuestra imaginación”.
“Cuando hay gente cercana que ha fallecido, tenemos momentos de soledad intensos, y creo que el personaje de Maureen busca en cierta forma pasarelas entre esos dos mundos”, agregó.
Una película que en un primer momento quería que se desarrollara exclusivamente con diálogos a través de los textos de los mensajes, algo que era excesivo, pero que se mantiene en una parte de la historia.
“Cada vez somos mas rehenes de nuestros medios de comunicación, nos imponen su forma de comunicación, y hay una creciente adicción en torno a eso”, agregó el realizador de filmes como “Les destinées sentimentales” (2000) o “Clean” (2004) y que con “Personal shopper” compite por quinta vez en la sección oficial de Cannes. EFE
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