Ica. Hablar de la chocoteja en Ica, es hablar de una de las tradiciones más ancestrales de la provincia. ¿Qué iqueño, en algún momento de su vida, no ha probado una deliciosa chocoteja?... Ninguno, puesto que sería inaudito enterarse de alguien que no la haya probado. La teja es uno de los dulces más tradicionales de esta región, ésta lleva un relleno de manjar blanco o dulce de leche con pecanas y un baño de fondant (teniendo una forma ovalada, una especie de bombón de color blanco); en cambio la “Chocoteja” tiene un baño de chocolate. El término es utilizado hace aproximadamente 25 años atrás, por haber convertido, con este baño de chocolate, la teja en chocoteja. Estos dulces iqueños son conocidos en todas partes del mundo, ya que no hay un solo turista que pueda resistirse la tentación de probar al menos una. Y como es lógico les gusta tanto que deciden compartir el placer con sus amigos, es por eso que el dulce iqueño ha traspasado fronteras. Esta internacionalización de la chocoteja se debe en gran parte a la calidad del trabajo que se hace en la zona, puesto que el tema no es sólo decidir elaborar una, sino, es tener la capacidad innata de todo iqueño para hacer una muy buena y deliciosa chocoteja. Debido a su fama y exquisitez, éstas son también elaboradas en diferentes partes del Perú. En el interior de las chocotejas se puede encontrar un delicioso relleno de manjar con pecanas, la que se puede suplir por cáscara de limón, cáscara de naranja, higo, coco, pasas, guindones o lúcuma. “Oye Elena, esto es una maravilla, ¿por qué no los vendes?” Cuenta la historia que en Ica, por el año 1974, doña Elena Soler de Panizo, una joven y dinámica ama de casa de clase media, tenía mucha habilidad en la repostería y se pasaba las tardes en su cocina preparando sus deliciosos toffees (caramelos blandos de leche) con pecanas. Todo aquel que probaba el pequeño manjar repetía la misma frase: “Oye Elena, esto es una maravilla, ¿por qué no los vendes?”. No mucho tiempo después, los “chocolates de Elena” eran conocidos por todos los iqueños que gustaban de los dulces. Poco a poco la receta fue perfeccionándose y doña Elena decidió tomar un riesgo importante: vender sus dulces en la capital. Por la importancia que tiene este tradicional dulce, es que el día de hoy se le rinde tributo y se tratará de hacer la chocoteja más grande en la plaza de Armas de la provincia, esperando la participación de todos los iqueños, quienes disfrutarán de este evento. Gabriela Lévano Rebatta