No es nada extraño que el poder tenga que convivir con las pasiones, la traición, la deslealtad, la ambición y el cálculo político. Estos elementos confluyen en “El niño de las figuritas” (Tres Gatos Ediciones,125 pp.), relato de Richard Gallango en el que el expresidente Martín Vizcarra tiene el papel principal. El escritor y publicista desgrana recuerdos y hechos poco conocidos del político, contados por testigos de excepción, desde su llegada al cargo en el Gobierno Regional de Moquegua, su arribo a Palacio de Gobierno y su posterior caída.
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“Sus pasiones lo manipulaban, esas que cualquier otra persona las controla, él no”, dice el autor del libro que está dando que hablar por sus sorprendentes revelaciones, en las que Karem Roca, asistente del moqueguano, cumple un rol fundamental.
Vizcarra, el niño de las figuritas y Karem Roca, ¿cuándo se produjo el primer encuentro entre ellos?
La madre de Karem Roca trabajaba en una librería en Moquegua a la que iba un muchachito de 11 años a comprar figuritas, ese chico era Martín Vizcarra. Muchos años después, Roca va en su busca para pedirle que colabore para la corona y el cetro de la reina del pueblo de San Antonio y le recuerda el episodio de las figuritas que su madre le contó. El expresidente así conoce a la que luego sería su fiel asistente.
El libro se inicia con una llamada urgente de Karem Roca queriendo verte. ¿Ella fue la principal fuente del libro?
En realidad fueron cuatro, a quienes prometí no mencionar, Karem fue alguien importante en la historia, pero mi relación con ella no es de ahora, la conozco en Moquegua, cuando ella tenía 13 años, por una serie de experiencias que tuve con su familia. Cuando me voy le pierdo el rastro y muchos años después me ubica cuando ella trabajaba con Vizcarra en el Ministerio de Transportes y Comunicaciones.
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El libro trae muchas revelaciones respecto a cómo se manejaba el entorno de Vizcarra (Morales, Swing, Roca Vásquez) durante su paso por la presidencia.
Es una historia que me empieza a llegar en mayo del año pasado y empieza a tomar forma tras la detención de Karem Roca, Mirian Morales y Richard Cisneros, es allí cuando voy acumulando material y me doy cuenta que ya podía contar los sucesos. No es un libro de denuncia periodística, tiene mucho diálogo y también recurro mucho a la ficción a partir de hechos concretos, las conversaciones entre los personajes existen, se exceden un poco, pero es mi apuesta.
Sin contar detalles del libro, ¿realmente había una relación tan estrecha entre el llamado Richard Swing y el expresidente Vizcarra?
Yo tengo copias de sus asesorías, Cisneros le enviaba por correo sus reportes, se comunicaba todos los días con el expresidente y le mandaba sugerencias y él tomaba lo que le parecía. He corroborado algunas cosas que Swing le escribía a Vizcarra y este terminaba haciéndolo.
Decisiones tan increíbles como la compra de ternos a la moda, por ejemplo, Vizcarra le hizo caso a Cisneros.
Claro, claro, entre otras cosas que cuento en el libro. Cisneros tiene comunicación con Vizcarra desde antes que llegue al poder y cuando el amigo logra la presidencia, Swing piensa: ‘ahora quiero cobrar’. Y uno puede darse cuenta que así sucedió, por esas órdenes de servicio que se generaron desde el Ministerio de Cultura. El poder es grande y la deuda también lo es.
El niño de las figuritas no ha crecido, compra, mantiene y desecha las que ya no les sirven...
Él les decía a todos sí, a todas esas figuritas que aparecían las tomaba, nunca se deshacía de ellas, porque en algún momento sabía que le iban a servir, aunque fueran repetidas. Esa costumbre de juntar figuritas de niño no se le fue nunca.