Tras desechar sus sueños de ser futbolista, Sebastián Monteghirfo, mientras veía una película, sintió por primera vez que quería ser actor. Luego de conversar sobre esa idea con su abuelo, llamó emocionado al consagrado actor Carlos Gassols, a quién buscó por la guía telefónica, para que le recomiende un lugar donde se pueda preparar; él lo envió al Club de Teatro de Lima. Desde ese día, Sebastián ha forjado una carrera artística que cada vez va en ascenso. Actualmente, demuestra su talento en la obra “Vóley”, una comedia sobre el amor y el ímpetu de la juventud.
Aldo Miyashiro, director de “Vóley”, dijo que es una obra para reflexionar sobre el concepto del amor. ¿Ha cambiado tu percepción después de interpretarla?
Una de las cosas que me llevo es que a la persona que más queremos es a la que más daño le hacemos, sin querer. Finalmente, el amor puro te vuelve más vulnerable.
El conflicto de la obra se basa también en la traición amical, ¿estarías con la enamorada de tu mejor amigo?
No, las parejas de tus amigos se convierten en hombres (risas).
Has llevado una carrera en paralelo con tu hermano Luiggi, ¿cómo tomó la familia el interés de ambos por el arte?
Siempre estudiamos juntos y, felizmente, nuestros padres nos apoyaron muchísimo. Mi mamá es la más orgullosa; cada vez que ve un afiche grita. “Ese es mi hijo” (risas).
¿Qué proyecto sientes que ha dado un quiebre en tu carrera?
Considero que, conforme he ido avanzando, he logrado cosas importantes. Cuando empecé hacía una obra para cinco personas, después hice “Respira”, que tuvo salas llenas. En el cine, inicié con películas como “El evangelio de la carne”, que casi fue nominada al Óscar, y en la televisión “Ojitos hechiceros” fue un boom.
Precisamente con “Ojitos hechiceros” lograste una mayor exposición...
Sí, nunca me había pasado estar en una novela con tanto rating. El canal estuvo contento.
Hasta el momento te deben seguir llamando Julio en las calles...
(Risas) A mí me dicen hasta Salvador, de “La Pre”. Si las personas recuerdan tus personajes, es porque algo hiciste bien.
Has trabajado con personas que recién estaban ingresando a la actuación, como Deyvis Orozco y Melissa Paredes, ¿tuviste algún problema con eso?
Para nada. Si las personas han llegado a donde están, nosotros no tenemos que juzgar. A mí me encanta trabajar con gente que recién empieza porque me hace recordar mis inicios. Melissa me ayudó en las entrevistas, y yo, en los textos.
¿El talento es suficiente para hacerte un camino en el arte?
El talento no es suficiente, es solo el 10%; el otro 90% es sacrificio, preparación.
Interpretaste a Mario Vargas Llosa en la cinta “La pasión de Javier”, ¿qué tal la experiencia?
En un principio no estaba tan convencido de hacerlo, porque Vargas Llosa tiene una forma de hablar muy particular y no estaba seguro de lograrlo. Me cuestioné hasta como actor y me pregunté: “¿Por qué me había elegido?“. Ha sido un reto.
¿Cuál ha sido el momento más complicado de tu carrera?
El primero fue cuando me quedé sin trabajo y pensé en dejar de actuar para buscar un trabajo estable con el cual pueda sostener a mi familia. El segundo fue cuando falleció mi papá, él era mi amigo.
¿Sientes que hay algo de él en ti?
Sí, y se lo agradezco. Me da pena que no haya visto ni “Ojitos hechiceros” ni “Misterio”, que era una obra que a él le gustó mucho.
Perfil
Actor peruano. En 2008 trabajó en la serie juvenil “La Pre”, protagonizada por Deyvis Orosco y Stephie Jacobs. Además, fue parte del elenco de “Mujercitas”, “Solo una madre” (2017) y “Avenida Perú” (2013). Es padre de dos hijos llamados Tiziano y Santino.