Estela Vargas, madre de cuatro hijos naturales y uno adoptado en “Los otros Concha”, es el personaje que le ha dado el primer protagónico en telenovela a Tula Rodríguez, reto artístico que ella toma con humildad y que le ha permitido demostrar sus progresos en la actuación. “No he podido estudiar en la universidad los 5 años, pero sí he llevado talleres, acepto también que empecé en la actuación sin haberme preparado; la verdad, lo fui aprendiendo en el camino. Toda la vida he buscado oportunidades para desarrollarme, aquí nadie te regala nada, pero siempre siendo responsable y respetuosa con los compañeros, con una letra aprendida, puntual; venciendo algunos prejuicios de que una exvedette esté al costado de una actriz”, dice Tula.
¿Sentiste ese prejuicio cuando empezabas a tener mayor presencia en la actuación?
Sí, yo creo que al inicio sí, ah ella, la bailarina, porque lamentablemente, antes era bien marcado el hecho de ser bailarina, minimizando. ¿No? Sin embargo, y la verdad yo me puse a callar bocas y no porque yo quería hacerlo, pero sí, me tocó, sobre todo en los inicios demostrar de que yo tenía talento y que podía decir dos palabras juntas. Y que no solamente era una chica que sabía mover la cola y que podía mostrarla. Creo que por ahí no iba, yo siempre me sentí artista.
¿Ese prejuicio continúa o ha cambiado?
No, ya no, la verdad es que me siento muy querida y respetada porque también soy muy respetuosa y he conseguido que muchos compañeros me enseñen sobre la carrera. Por ejemplo, Christian Meier, con el que compartí una novela, donde yo hice de su empleada, me acuerdo que el director me decía, la luz, la luz por favor, y yo me moría de vergüenza, no entendía. Y ahí Christian me dice: tú tienes que hacer esto, si tú te pones allá, tapas al actor, ¡y yo oh! Y la verdad que eso se me ha quedado hasta el día de hoy.
¿Te toca ahora también dar esos consejos a los chicos que recién empiezan? Sí, sí me gusta orientarlos, decirles ponte aquí, ponte allá, me gusta ayudar a las nuevas generaciones. Uno, porque las oportunidades se dan para todos, y ya depende de cada uno aprender, y estar a la altura, como por ejemplo, llegar a tu hora. Soy puntual, porque hay una caracterización de por medio y tengo que respetar el trabajo de la maquilladora, de la que me peina, del director, de los técnicos. El respeto no solamente se pide, el respeto se gana.
Estás en un buen momento en su carrera con tu primer protagónico en una telenovela, Tú sabes que, me da hasta roche decirlo pero, siento que la novela es de todos, la novela no es él o la, es todo un equipo que está trabajando, ¿Me entiendes? Yo soy la mamá de la novela, igual está Milene, pero soy digamos la que tiene más hijos. Y qué bonito y lo digo con hidalguía, los años para mí no son un problema, los años son sabiduría, y ahora hacer el papel de mamá con tantos hijos, ellos me contagian de su juventud, de su energía.
Hay actrices que buscan retrasar hasta lo último esa etapa de caracterizar a la mamá de la historia.
No, yo no, soy feliz. Incluso pregunté, ¿me van a hacer abuela acá?, jajaja, todo el mundo se rio. No, yo no retraso mi edad, ni nada, porque yo en verdad, he aprendido a amarme y respetarme como soy. Lo he hecho siempre pero ahora mucho más marcado por la madurez. Son etapas que uno debe ir quemando. Me acuerdo que cuando era más chica y bailarina, había unos estándares y me pintaba el pelo y todo, pero hace muchos años yo tengo mi cabello oscuro, porque así es como me gusta, verme al natural, como soy, con mis rasgos. Y antes me acuerdo, las que tenían los papeles importantes, eran las chicas con ciertas características, y ahora son bien peruanas.
Se dice que los tiempos de Dios son perfectos, tu papel en la telenovela te llegó en el momento preciso.
Por los 15 años de mi hija yo tenía programado un viaje y tuve que rechazar dos propuestas de trabajo. Recuerdo que le dije a Valentina, hija estoy rechazando estos dos trabajos buenos, porque sé que es importante este viaje para ti, sin embargo, mi amor, yo sé que van a venir cosas buenas. Ella me decía, mamá perdóname, no hija, no importa, le respondí, si tengo que venir y tocar una puerta al regresar de ese viaje y conseguir trabajo, lo vamos a hacer.
Y llegó esa llamada para la telenovela...
Cuando estábamos allá, en el viaje, me llega la llamada, ya me habían hablado, pero no había una fecha. Y cuando me dijeron, Tula finalmente se va a hacer la telenovela me emocioné al llanto, porque de verdad que Dios tenía algo guardado para mí. Antepuse mi momento de mamá porque así es. Y recuerdo haberme dicho, Dios mío tengo una sola hija, cómo sería si tengo más, y ahora tengo como cuatro hijos, en la ficción, hasta eso es un regalo.