La serie “Al fondo hay sitio” volvió para su octava temporada. Su primer episodio se estrenó el 30 de marzo de 2009, bajo la producción de América Televisión llegó a su final hace algunos años (su último episodio se transmitió el 5 de diciembre de 2016), pero tanto los personajes como los actores que los interpretaron aún se mantienen vigentes, especialmente entre los usuarios de más de una red social.

Ese es el caso de Carlos Ramón Solano Arévalo, quien interpretó al guachimán más querido de los últimos años: Félix Panduro, mejor conocido como “Juelix”. Con orígenes en el oriente peruano, el personaje que interpretó el actor siempre presentaba con una frase peculiar a su centro de estudios.

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Y es que el “Instituto Superior Tecnológico Felicitas Victoria del Campo y Figueroa de Cárdenas Carrillo de Tarapoto, más conocido por sus iniciales: el I.S.T.F.V.D.C. y F.D.C.C. de Tarapoto” quedó impregnado en el recuerdo de los fanáticos de la serie.

Instituto Superior Tecnológico Felicitas Victoria del Campo y Figueroa de Cárdenas Carrillo de Tarapoto

Solano inició la historia con una revelación impactante. El instituto, como tal, no existe, pero “sí algo parecido”. Este relato tiene como protagonista a un electricista que trabajaba en América Televisión y que- sin querer- le daría un giro al personaje del “Juelix”.

“Bob (como conocían al electricista) es de Lambayeque, y cuando era chibolo, algo en su localidad llamó mucho su atención: un pintor que, día tras día, pintaba el nombre de un instituto en su fachada y NO TENÍA CUÁNDO TERMINAR”, escribió el actor.

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“Aquel era el Instituto Superior Tecnológico estatal Zoila Victoria De La torre y Urraca de Cárdenas Carrillo. ¿Por qué se llamaba así? O, mejor dicho, ¿por quién se llamaba así? Pues, por la mamá del mismísimo Víctor Raúl Haya De La Torre. Así se llamaba la doña.”, agregó.

Entonces, durante las grabaciones de la serie, el electricista se presentó de una forma similar a cómo haría en el futuro el “Juelix” sin sospecharlo. Esto llamó la atención de los guionistas, sobre todo de Gigio Aranda, quien comenzó a imaginar cómo incluiría la frase en el rodaje.

“Gigio, el guionista, cambió el nombre original del instituto para evitarse algún posible reclamo de los dueños, pero también para ponerle más palabras con “ejue” y jugar con la pronunciación selvática. (“Juelicitas”, “Juigueroa”)”, contó Carlos Solano.

La primera vez y repercusión internacional

Llegó el momento de utilizar la frase. La apuesta era arriesgada, pero vaya que funcionó. El artista indicó que el parque Castilla de Lince fue el inicio de lo que sería el impulso del personaje por el que hasta ahora lo reconocen en las calles.

“La primera vez que se grabó la mención del instituto fue en el parque Castilla de Lince. Con las indicaciones del director tuve que repasarlo un poco más para que salga bien. Fueron mis queridos compañeros técnicos quienes me regalaron las primeras risas por decir mi instituto”, publicó.

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Sin embargo, el Perú no fue el único país en el que la frase “pegó”. “Al fondo hay sitio” también era transmitido en Bolivia. Incluso la fama y algarabía de los actores fue mayor en el vecino país.

“La ocasión más especial en que lo dije fue en Bolivia. Allá la fiebre por la serie fue tanto o más que acá. Fue en una presentación a coliseo repleto. Cuando terminé de decir el interminable nombre, miles de personas explotaron en una sola risa. Fue como flotar de lo atónito”, mencionó.

Solano reconoce que la frase lo ayudó, pero también reveló que lo hostigó a tal punto que por momentos decidía no repetirla más. El instituto original de Lambayeque aún permanece activo, pero con otro nombre.

“El instituto ayudó mucho en hacerme sentir el cariño de la gente, cariño que siempre me preocupo en corresponder. Gracias, Bob Gracias, Gigio Y gracias a todos los que disfrutan del instituto... bueno, de su nombre, porque el instituto solo existe en nuestras risas”, finalizó.

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