Encima de una pequeña mesa el chamán aymara Juan ‘Tres Estrellas’ lee las hojas de coca, un ritual andino tradicional que le permite conocer anticipadamente la identidad del próximo mandatario de Bolivia.
A las puertas de la crucial elección del domingo, el chamán o ‘yatiri’ cuenta que sus clientes –que normalmente le consultaban por trabajo o amor- le han preguntado insistentemente sobre los resultados de la votación.
Y agrega que las hojas de coca le han dado casi siempre la misma respuesta: “va a ganar el MAS”, el Movimiento al Socialismo del expresidente Evo Morales. El candidato de este partido es el exministro de finanzas Luis Arce y su principal rival el exmandatario Carlos Mesa.
“El MAS va a ganar pues y de ahí van a chocar, va a haber un poco de disgusto, peleas, van a chocar entre partidos”, explica el chamán en un descolorido quiosco de una polvorienta calle de El Alto, ciudad andina con mayoría de población aymara y contigua a La Paz.
Sentado tras una pequeña mesa cubierta por un ‘aguayo’ –colorida manta andina de lana- y un mantel verde, Juan realiza el ritual a cambio de 10 bolivianos (1,5 dólares).
Se encomienda a la ‘Pachamama’ (madre tierra) al lanzar al aire unas hojas de coca, que caen sobre un crucifijo dorado con que sostiene los billetes que pagan sus clientes.
El chamán, que asegura tener 44 años de experiencia, revisa cómo han caído las hojas para dar sus predicciones.
“Quien gane tiene que ir directo, (pero) si hay segunda vuelta, que vayan como caballeros, nada de peleas”, dice el yatiri.
Siete millones de bolivianos irán a las urnas a elegir al próximo presidente, en medio de restricciones sanitarias por el coronavirus, una economía muy deprimida, y por primera vez en dos décadas sin Morales, un exlíder cocalero aymara, de candidato.
La lectura de la hoja de coca es una antigua costumbre del pueblo aymara en Bolivia, país donde el 60% de sus 11 millones de habitantes son indígenas muy apegados a sus tradiciones.
¿Vuelve Evo?
Junto a Juan atienden otros chamanes, brujas y médicos naturistas en una larga fila de quioscos de latón y adobe levantados en la calle donde de uno de los tantos mercados tradicionales de El Alto, bastión electoral del MAS, situado a más de 4.000 metros sobre el nivel del mar y a unos 11 kilómetros de La Paz.
Bolivia vivió hace un año una aguda crisis social y política que se saldó con más de 30 muertos en medio de protestas que condujeron a la renuncia de Evo Morales, tras acusaciones de fraude en las elecciones en que buscaba un cuarto mandato consecutivo. Actualmente está refugiado en Argentina.
“Que Evo vuelva (a Bolivia) va a depender si el MAS gana o no. Va haber problemas pero después de las elecciones vamos a salir adelante. El MAS tiene altas probabilidades de ganar”, dice la yatiri Francisca, que trabaja hace 15 años leyendo coca.
Como la pandemia del coronavirus redujo la afluencia de clientes, algunos chamanes y brujas recurrieron a las redes sociales para seguir trabajando.
En esta calle algunas brujas ofrecen un brebaje que mejora a los contagiados con COVID-19: se trata, del ‘Kari Kari’, una mezcla de uñas de cerdo, trigo, y otros ingredientes secretos, que se vende en botellas de vidrio a nueve dólares.
Los yatiris transmiten sus conocimientos de generación en generación, en medio de ritos secretos y un aprendizaje reservado sólo para predestinados. Deben cumplir ciertas condiciones, como haber sobrevivido a la caída de un rayo o nacer parados o tener alguna característica física particular.
“Yo he nacido con seis dedos y tengo aquí (en la cabeza) cabellos blancos. El que nace así es como una estrella”, afirma Juan.
Fuente: AFP