En Chubut están criando una generación de analfabetos, asegura un comunicado enviado por la iglesia de esa provincia argentina; en la que se alerta de una terrible situación educativa que ya reconocen como “tragedia”.
Un sector grande de esa población coincide en que son 5 años consecutivos de irregularidades en las escuelas, ya que casi nadie recuerda una semana completa de clases. Ahora muchos estudiantes de los tres niveles tienen problemas para leer y escribir, asegura Perfil.
“Creemos que, si en todo el país una de las consecuencias invisibles de la pandemia ha sido el deterioro en la educación de nuestros niños, niñas, adolescentes y jóvenes, en nuestra provincia del Chubut es una verdadera tragedia. Hace ya cuatro años -o más- que todas esas franjas no tienen un año completo de clases presenciales”, advierte el comunicado de la congregación.
En el escrito firmado por el obispo de Comodoro Rivadavia, monseñor Joaquín Gimeno Lahoz, su obispo auxiliar, monseñor Roberto Álvarez, y el obispo prelado de Esquel, monseñor José Slaby, mencionan que están “ante una generación de semianalfabetos o analfabetos” y llaman a tomar “acciones inéditas” para salir del naufragio.
Incluso llegaron a alertar de lo difícil que resulta a los estudiantes comunicarse día a día en comedores y demás espacios educativos.
“Niños en los últimos años del nivel primario que no saben tomar un lápiz. No solo no comprenden consignas, sino que tienen una seria dificultad para leer y escribir; no entienden cómo hacer las operaciones básicas de la matemática”, lamentaron para agregar que “los docentes saben que estamos ante una generación de semianalfabetos y analfabetos”.
Los sacerdotes no solo responsabilizaron a la pandemia del COVID-19 de este deterioro educativo, sino que remarcaron que en Chubut los conflictos educativos ya venían de antes, por los conflictos entre sindicatos de maestros y el Estado. Ellos responsabilizaron a ambas partes por esta “tragedia educativa”.
“El Estado puede salir de ese círculo con estabilidad en el pago de los haberes de los docentes en tiempo y forma, con el reconocimiento de paritarias y garantizando la equiparación con otros trabajadores del Estado”, señalaron.
“Confundidos descubrimos que los albergues y algunas escuelas ni siquiera tienen sus edificios preparados después de dos años de pandemia; ello supone que muchos jóvenes, provenientes de parajes y pequeñas localidades, ven comprometida su continuidad educativa. Es terrible que sean decretos y no saberes los que determinan el paso de año o de nivel”, criticaron.
El obispo auxiliar monseñor Roberto Álvarez señaló a Infobae que el comunicado surgió porque la crisis es “terminal” y día a día se percibe con mayor claridad.
“Necesitamos un pacto que involucre a todas las partes: gobierno, sindicatos, docentes y padres para tener un año normal. Los maestros tienen razón en su reclamo, pero se están dando cuenta de que los paros no solucionan nada. Solo les están arruinando la vida a los chicos”, argumentó.
Sálvese quien pueda
Esta terrible situación educativa derivó a muchos padres de familia que pueden costear una educación privada a buscar una vacante en la primera escuela que encuentren; sin embargo, por la alta demanda ya están colapsadas.
“Se han improvisado escuelas en cualquier lado”, cuentan.
Una de las madres, Pierina, vive en Comodoro Rivadavia donde trabaja en un banco. Desde julio de 2021 viene buscando una vacante para su hijo de 6 años; sin embargo, en todas las escuelas le cerraron las puertas. “No hay más lugares”, lamentó.
Su única salida fue inscribirlo en la Escuela N°1 (del Estado), uno de los pocos establecimientos que mantiene el dictado de clases pese a los paros.
“Yo sí o sí tengo que trabajar. Necesito que mi hijo esté en la escuela. En lo que va del año hay paro por una cosa o la otra. Si no es paro docente, es paro de porteros. Tienen solo dos porteros entonces se alterna la asistencia: un día tiene clases primer, segundo y tercer grado y al siguiente tiene cuarto, quinto y sexto. En el mejor de los casos, va día por medio a la escuela. Al día de hoy estoy buscando una institución privada para que asista todos los días como corresponde”, contó Pierina.