Los franceses se preparaban este viernes para disfrutar de una “última noche de libertad” antes del toque de queda nocturno decretado por el gobierno para frenar el avance del coronavirus. La medida será adoptada por París y otras ocho grandes ciudades.
“Será nuestra última noche de ‘libertad’ antes del toque de queda. Va a ser muy duro no tener vida social durante varias semanas”, dice Rafaela, una joven parisina que tiene previsto salir a cenar son su grupo de amigas.
Serán seis comensales en la mesa esta noche, el límite impuesto por las autoridades en los restaurantes. Y, afirma, todas llevarán mascarilla mientras esperan que sirvan la consumición, después de haber terminado la comida y durante la sobremesa. “Actuamos responsablemente”, asegura.
Muchos franceses quieren aprovechar de la última noche sin restricciones, antes del toque de queda que entrará en vigor a medianoche de este viernes, para disfrutar de los placeres culinarios y al mismo tiempo apoyar al sector de la restauración.
“Va a ser un período difícil para la restauración, la cultura... pero en parte no tenemos otra opción si queremos frenar el aumento de casos y evitar una saturación en los hospitales”, estima Jacqueline, que hizo una reserva en su restaurante favorito apenas el presidente Emmanuel Macron anunció la medida el miércoles por la noche.
20 millones de personas afectadas
Unos 20 millones de personas en ciudades como París, Marsella o Lille se verán afectados por esta medida, que prohíbe circular por las calles entre las 21:00 y las 06:00 horas, salvo casos excepcionales. Entrará en vigor este fin de semana y durante al menos un mes. Podría extenderse hasta seis semanas si el ejecutivo recibe el aval del parlamento.
“Tenemos que actuar. Tenemos que poner un freno a la propagación del virus”, dijo Emmanuel Macron al anunciar esta medida, la más exigente desde el confinamiento general de dos meses de inicio de año.
Más de 30.000 casos de coronavirus han sido diagnosticados en Francia en las últimas 24 horas, un récord, en un país que registra más de 33.000 muertos desde el inicio de la pandemia.
Los franceses podrán salir a la calle únicamente si van a trabajar, por motivos de salud, para ir a ver a un familiar dependiente o para pasear a su perro, pero deberán llevar consigo un justificante.
Los infractores deberán pagar una multa de 135 euros (160 dólares).
“Nunca he visto algo así”
La alcaldesa de París, Anne Hidalgo, está presionando al gobierno para que suavice las reglas para los teatros, cines y otros lugares culturales, que reabrieron sus salas hace apenas unos meses.
La ministra de Cultura Roselyne Bachelot apoyó la idea, pero el primer ministro Jean Castez se opuso tajantemente. “Si empezamos a permitir múltiples excepciones no lo lograremos”, dijo a la televisión francesa.
Los propietarios de restaurantes también critican la medida que, según ellos, tiene poco sentido dadas las normas de distanciamiento social que ya aplican en sus establecimientos.
“Nunca he visto nada como esto en los 50 años que llevo aquí”, dijo Stain Roman, gerente del restaurante “La mère Buonavista” en Marsella (sureste).
“Me siento como si volviera a marzo”
Según el ejecutivo, el toque de queda tendrá impacto en la circulación del coronavirus en dos a tres semanas.
Mientras tanto, el aumento de contagios hace temer una saturación de los hospitales. La situación ya es tensa en algunas regiones, como la parisina, donde la tasa de ocupación de las camas de cuidados intensivos por pacientes con coronavirus ya supera el 40%.
Para el conjunto del país, el número de pacientes actualmente hospitalizados en cuidados intensivos ha aumentado bruscamente en los últimos días a 1.741, de una capacidad total de 5.800 camas, según el ministro de Salud Olivier Véran.
“Me siento como si volviera a marzo”, dijo el jefe del servicio de emergencias del hospital de Montreuil, en los suburbios de París, Hocine Saal. “Es aterrador”, añadió.
Las autoridades francesas también han prohibido las celebraciones de bodas y otras fiestas en lugares públicos, y han instado a la gente a limitar las reuniones en casas privadas a seis personas.