Los crímenes en Siria han alcanzado “proporciones históricas”, constituyen sin duda crímenes de guerra y en algunos casos hasta crímenes contra la humanidad, denunció hoy el alto comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Ra'ad al Husein.
Lo que sucede en Alepo, particularmente, son violaciones del derecho internacional humanitario perpetradas por todas las partes del conflicto y que han sido debidamente documentadas por la ONU, dijo el responsable al abrir una sesión extraordinaria del Consejo de Derechos Humanos para tratar la crisis en esa ciudad.
“Grupos opositores armados continúan disparando morteros y otros proyectiles contra barrios civiles en el oeste de Alepo (área controlada por el gobierno), pero los bombardeos aéreos indiscriminados sobre todo en la parte este de la ciudad por parte de las fuerzas gubernamentales y sus aliados son responsables de la gran mayoría de víctimas civiles”, aseguró.
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Zeid dijo que más de 300.000 sirios han muerto desde 2011 en esta guerra -frente a otras estimaciones que se sitúan entre los 400.000 y 500.000- y consideró que es alentada “por cínicos intereses internacionales y regionales”.
El alto comisionado no sólo se refirió al caso de Alepo en su discurso, sino que recordó a los cientos de miles de personas -cerca de medio millón- que están atrapadas en otras 17 localidades sitiadas en Siria y cuyas vidas peligran por la falta de alimentos, medicinas y otros suministros vitales, como el agua potable.
Frente a la gravedad de lo que ocurre en Siria, Zeid pidió a los miembros del Consejo de Derechos Humanos (47 países) que dejen a un lado sus desacuerdos políticos y consigan esta vez centrar sus discusiones en los niños, hombres y mujeres que están sufriendo en el país en guerra.
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En particular, pidió a las potencias que forman el Consejo de Seguridad de la ONU -el único órgano dotado de mecanismos para hacer cumplir sus decisiones- que también pongan de lado sus rencillas e influyan para que se consiga una salida política a la guerra siria.
También les instó, una vez más, a elevar el caso de Siria a la Corte Penal Internacional para que todos los responsables de crímenes internacionales, sin distinción, respondan por sus actos.