Un año y 23 reuniones después de que el anterior mandatario, Michel Suleiman, abandonara su puesto no han servido para que los diputados libaneses se hayan puesto de acuerdo para elegir al nuevo presidente del país.
Un sillón para tres candidatos: Samir Geagea, líder del partido Fuerza Libanesa (FL) y miembros de las Fuerzas del 14 de Marzo -contrarias al régimen sirio-; Henri Helu, apoyado por el líder druso Walid Yumblat, y el general Michel Aun, líder de Corriente Patriótica Libre (CPL), aliado del grupo chií Hizbulá.
Los dos primeros han declarado sus intenciones de ser presidente abiertamente.
Sin embargo, Aun, no lo ha anunciado de forma clara, aunque considera que entre los cristianos es la figura más representativa, lo que le legitimaría como presidente para que el equilibrio entre las comunidades religiosas fuera justo.
Según el sistema confesional establecido en el Líbano, el presidente debe ser un cristiano maronita, mientras que la jefatura del Gobierno debe asumirla un musulmán suní, y la del Parlamento, un chií.
La verdadera votación solo se produjo en la primera sesión, pero los candidatos en pugna no obtuvieron el apoyo de las dos terceras partes de los 128 diputados que cuenta la Asamblea.
En el resto de reuniones ni siquiera se alcanzó un acuerdo para celebrar la sesión, ya que las Fuerzas del 8 de Marzo, favorables al régimen sirio y lideradas por Hizbulá, las boicotearon.
“Todos sabemos que la elección presidencial no está en manos de los libaneses, ya que está vinculada a parámetros locales, regionales e internacionales”, dijo a Efe el analista Hyam Mallat.
Para Mallat, “el Líbano no constituye una prioridad” debido a lo que está sucediendo en la región, “que es dramático”, en alusión a la guerra en Siria y a la situación en Irak, el Yemen y Libia.
Por ello, estimó que “en la etapa actual es necesario salvaguardar la paz civil, combatir el terrorismo y el extremismo. Todos los grupos políticos trabajan para ello”.
A la espera de la elección del nuevo mandatario, las prerrogativas del presidente las asume el Consejo de Ministros de forma interina.
“Por nuestra parte, hemos hecho esfuerzos inimaginables, hemos asistido a todas las reuniones del Parlamento, hemos propuesto que se elija a un presidente de consenso, pero el general Aun y los que lo apoyan lo han rechazado”, dijo a Efe el diputado Ahmed Fatfat, de la Corriente Futuro.
El parlamentario intuyó además que la falta de acuerdo se debe a “una opción estratégica”.
“Irán quiere mantener en sus manos el Líbano como carta en sus negociaciones con Occidente, por lo que la elección presidencial no tendrá lugar hasta que esté tranquilo y alcance un acuerdo” definitivo en las negociaciones en materia nuclear con el Grupo 5+1, previsto para finales de junio.
Por su parte, el diputado Ghasan Mujeiber, miembro de la CPL, aseguró a Efe que el sistema político “parece funcionar sin presidente, lo que horroriza a la comunidad cristiana”.
Sin embargo, defendió que “ningún régimen puede ser estable sin un presidente”, por lo que “es urgente elegirlo”.
Para la socióloga Ugarit Yunan, lo que sucede es que el “Líbano aún no es un Estado en el sentido propio de la palabra”.
“Es verdad que hay una república, Constitución, instituciones, democracia, pero todo es un poco arcaico, ya que cada uno quiere cambiar la Carta Magna a su modo, dependiendo de su comunidad religiosa y sus intereses propios”, dijo a Efe.
Por ende, “es un Estado en gestación. Hay puestos importantes vacíos como el de la Presidencia y los de directores generales de las instituciones del Estado, y todo sigue funcionando aunque sea de modo incorrecto”, analizó.
“El Estado libanés es débil debido al sistema confesional en vigor, que es un obstáculo a su formación”, agregó.
Una de las responsables del departamento de Ciencias Políticas de la Universidad San José, Fadia Kiwan, opinó que “la situación local se ha complicado porque está vinculada a la de Oriente Medio, que impide que haya un compromiso en el interior del país”.
“Las perspectivas son oscuras. No hay una solución a corto plazo. Esperemos que el Gobierno no se bloquee. Hay un gran riesgo para el 5 de junio, cuando haya que renovar el mandato del jefe de las Fuerzas de Seguridad Interior (FSI), a lo que se opone Aun, que podría retirar a sus ministros del Gabinete”, señaló a Efe.
Kiwan hizo así alusión a que la crisis presidencial podría tener un impacto directo en las instituciones del Estado, y a que el vacío amenaza la continuidad de responsables militares, como el del comandante del Ejército, general Jean Kajwayi, que finaliza su mando en septiembre.