Al menos 13 personas murieron y un centenar resultaron heridas por una furgoneta que embistió a la multitud este jueves en la concurrida avenida de las Ramblas de Barcelona, un ataque que fue reivindicado por el grupo yihadista Estado Islámico.
“Podemos confirmar que ya son 13 los fallecidos y que hay más de un centenar de heridos”, informó en rueda de prensa el titular de Interior del gobierno catalán, Joaquim Forn. La cifra de muertos podría aumentar por la gravedad de algunos heridos, advirtió.
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El ataque en la segunda ciudad de España fue reivindicado por la organización ultrarradical en un comunicado difundido por su agencia de propaganda Amaq: “Los ejecutores del ataque de Barcelona eran soldados del Estado Islámico”.
En plena tarde, una furgoneta atravesó a toda velocidad la más turística de las avenidas de Barcelona, donde suelen pasear visitantes españoles y extranjeros, y recorrió centenares de metros arrollando gente, generando escenas de pánico.
Además de españoles, entre los atropellados hay personas de Venezuela, Argentina, Perú, Cuba, Italia, Francia y otra docena de nacionalidades, dijo a la AFP un portavoz de Protección Civil.
- Conductor a la fuga -
“Evidentemente de un atentado terrorista con una voluntad de matar al mayor número de personas”, señaló el portavoz de la policía catalana, Josep Lluis Trapero.
Dos sospechosos fueron detenidos por el atentado, uno nacido en el enclave español de Melilla en Marruecos y el otro un marroquí identificado como Driss Oukabir, pero el conductor de la furgoneta sigue huido, dijo Trapero. Ninguno tenía antecedentes, explicó.
Además, la policía vinculó con el atentado una explosión la noche anterior en una vivienda en Alcanar, a unos 200 kilómetros al sur de la capital catalana, que dejó un muerto y siete heridos. “La sospecha es que estaban preparando un artefacto explosivo”, señaló Trapero.
El ataque recordó otros atentados terroristas en Europa con vehículos, como el de Niza el 14 de julio de 2016, cuando un camión conducido por un tunecino se lanzó contra la multitud, matando a 86 personas y dejando más de 400 heridos.
Testigos describieron escenas de terror en la concurrida zona.
“Estaba al lado, en El Corte Inglés y escuché un fuerte ruido. Tratamos de salir pero no pudimos. Vi cuatro, cinco cuerpos en el suelo y gente tratando de reanimarlos, y mucha sangre”, dijo a la AFP, Lily Sution, una turista holandesa.
“Cuando ha pasado todo, he salido corriendo y he visto destrozos, cuatro cuerpos en el suelo, gente atendiéndolos, gente llorando y también había muchos extranjeros que habían perdido a sus familiares”, Xavi Pérez, de 26 años y dependiente de una tienda.
- Reapertura del centro -
La casa real española condenó en duros términos el atentado en Twitter: “Son unos asesinos, simplemente unos criminales que no nos van a aterrorizar. Toda España es Barcelona. Las Ramblas volverán a ser de todos”.
El jefe de gobierno, Mariana Rajoy, se trasladó rápidamente a Barcelona, donde el gobierno catalán está empeñado en realizar un referéndum secesionista.
Anunciando tres días de dueño nacional, Rajoy declaró: “Estamos unidos en el dolor, pero estamos sobre todo unidos en la voluntad de acabar con esta sinrazón y con esta barbarie. (...) Los españoles vamos a vencer”.
Luego de haberse mantenida la zona sellada por un cordón de seguridad desde la hora del ataque, las autoridades informaron la noche del jueves que se levantaban las restricciones de acceso al centro de la ciudad y se levantaba el confinamiento para las últimas personas que se mantenían refugiadas en comercios.
El ataque originó el cierre de las estaciones de metro y de tren alrededor de la zona, a la vez que fueron canceladas todas las “actividades lúdicas” de la jornada en la ciudad más turística de España.
Ante el ataque, la solidaridad afloró: los taxistas llevaban gratis a turistas que no podían tomar el metro, el consorcio Turismo Barcelona dispuso habitaciones de hotel gratuitas y los servicios de donación de sangre colapsaron ante la cantidad de gente que quería ayudar.
- Condenas -
Alrededor del mundo, se multiplicaron las condenas contra el ataque, cuyas víctimas fueron recordadas con homenajes en la Torre Eiffel en París y el rascacielos One World Trade Center en Nueva York.
“Estados Unidos condena el ataque terrorista en Barcelona, España, y hará todo lo que sea necesario para ayudar”, escribió el estadounidense Donald Trump en su cuenta en Twitter.
El papa Francisco expresó su “gran preocupación” por los hechos, el presidente francés, Emmanuel Macron, transmitió “la solidaridad” de su país con las víctimas y la primera ministra británica, Theresa May, mostró su apoyo a España “contra el terrorismo”.
España, tercer destino turístico mundial, había permanecido hasta ahora al margen de la reciente ola de atentados de Estado Islámico en grandes ciudades europeas como París, Bruselas, Londres, Niza o Berlín.
Pero el 11 de marzo de 2004 sufrió los atentados yihadistas más mortíferos cometidos en Europa, cuando una decena de bombas estallaron en varios trenes de Madrid causando casi 200 muertos. Los ataques fueron reivindicados en nombre de Al Qaida por una célula islamista radical.
Las autoridades catalanas también pidieron el cierre de las estaciones del Metro y de ferrocarril en esa plaza, en pleno centro de la capital catalana, adonde se desplazaron varias ambulancias.
— Jordi Perez Colome (@jordipc) 17 de agosto de 2017