Los civiles en el norte de Irak están sufriendo enfermedades respiratorias y asfixia debido a la política de tierra quemada empleada por los yihadistas del Estado Islámico (EI) antes de retirarse de sus feudos por la ofensiva militar.
Según informó hoy el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), 19 pozos petroleros fueron incendiados cerca de la ciudad de Al Qayara, al sur de Mosul, lo que expuso a los civiles y a los efectivos militares a gases tóxicos.
La quema de crudo produce una amplia gama de contaminantes, incluyendo hollín y gases, que causan problemas de salud tales como irritación de la piel y dificultad para respirar.
La ONU indicó que la semana pasada las existencias de dióxido de azufre almacenadas en una fábrica en la comarca de Al Qayara se incendiaron, provocando también una gran nube tóxica.
Más de 1.000 personas fueron atendidas con síntomas de asfixia en centros de salud de la localidad de Majmur.
Además, el pasado 23 de octubre, una planta de agua se vio afectada por los combates, conduciendo a una filtración de gas cloro que llevó a 100 personas a necesitar atención médica.
El director ejecutivo del PNUMA, Erik Solheim, advirtió en la nota de “un desastre prolongado”, ya que está contaminación convierte las condiciones de vida en “peligrosas y miserables” y empuja al desplazamiento de la población.
La ofensiva contra Mosul, la plaza fuerte del Estado Islámico en Irak, comenzó hace once días, pero en los meses pasados se desarrollaron las operaciones para liberar Al Qayara.
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