El espeso humo de los incendios provocados por el grupo yihadista Estado Islámico (EI) para protegerse de los ataques aéreos ha teñido de negro el cielo del norte de Irak, creando un dramático telón de fondo en la ofensiva contra Mosul.
La utilización del humo con fines estratégicos en la guerra es antigua como la propia guerra, pero las máscaras especiales y la tecnología de que disponen las fuerzas iraquíes dejan los efectos nefastos a los civiles bloqueados en medio del conflicto, en particular los niños, los más vulnerables.
A medida que las fuerzas iraquíes se acercan a su gran bastión de Mosul, el EI prende fuego a los pozos de petróleo e incendia neumáticos dentro de la ciudad para desplegar un sistema defensivo, que incluye la quema de trincheras anegadas de petróleo, para obstruir la visión a los pilotos de los aviones de combate y a los sistemas de satélites del enemigo.
En el área de Al Tina, ubicada al sur de Mosul, también se elevan densas columnas de humo blanco provenientes de una planta de azufre incendiada por los yihadistas, que el viento esparce por todas partes mezclándolas con el humo negro de los pozos de petróleo.
En medio de esta neblina, que limita la visión a sólo centenares de metros, algunos niños cubiertos con polvo apelmazado juegan junto a una carretera.
“Esto nos oprime el pecho”, comenta Tiba, una niña de 11 años de edad, ataviada con un vestido azul y tocada con un pañuelo rojo. Anas, un niño de 7 años, con el pelo castaño rizado, dijo que le dolía la garganta.
Según un comunicado de la ONU, entre 600 y 800 personas han solicitado asistencia médica a causa de esta nube tóxica provocada por el incendio de la planta de azufre.
La mayoría de éstas fueron tratadas en un centro de salud en la cercana Qayyarah, pero el médico jefe del lugar señaló que varias tuvieron que ser trasladadas a un hospital mejor equipado de los alrededores.
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CENTENARES DE AFECTADOS
Los médicos también confirmaron la muerte de dos civiles por inhalación de los gases fruto de la combustión del azufre.
Este incendio fue apagado durante el fin de semana, pero los pozos de petróleo continúan ardiendo desde hace meses.
Los civiles que habitan en los límites de Mosul, en zonas que aún no han sido recuperadas por las fuerzas iraquíes, también se han visto afectados y ven muy limitadas sus posibilidades de recibir tratamiento.
Un médico del hospital Jomhuri de Mosul, contactado por la AFP, quien pidió el anonimato por razones de seguridad, dijo que un número cada vez mayor de habitantes sufre problemas respiratorios.
“Quienes más sufren son las personas asmáticas, sobre todo niños y ancianos”, destacó el médico.
“Hacemos todo lo que podemos, pero la escasez de medicamentos en el hospital es cada vez mayor”, se lamenta
Los mismos médicos dijeron a la AFP que los combatientes del Estado Islámico sufren cada vez más heridos en sus filas en combates, por lo que acaparan parte de los suministros médicos, que son cada vez más escasos.
Abu Thaer, un habitante de las afueras al este de Mosul, llegó con su hijo de cinco años al hospital Jomhuri la semana pasada.
“Mi hijo tiene asma y está sufriendo mucho a causa del humo”, dijo. “Los medicamentos aún disponibles son caros, así que lo traje aquí, donde está siendo tratado en la sala de oxígeno”.
Se calcula que casi 1,2 millones de personas se encuentran aún en la ciudad, y según Abu Thaer muchas intentan alejarse de los incendios migrando hacia los barrios menos afectados.
IMPACTO MILITAR LIMITADO
Según expertos en salud y contaminación por armas químicas de la Cruz Roja Internacional (CICR), las nubes de humo que cubren Mosul no son de las más tóxicas.
“Cuanto más procesado es el petróleo, más tóxicos son los gases que contiene, pero al quemarlo el humo no es tan oscuro”, explicó un miembro del CICR a la AFP.
“Los productos químicos tóxicos más letales y peligrosos son aquéllos que casi no percibimos con los sentidos”, prosiguió.
Cuando no hay máscaras disponibles, los civiles deben utilizar un pañuelo húmedo que cubra boca y nariz, apostilló.
En las imágenes satelitales, se ve un punteado de manchas negras cubriendo el campo de batalla de Mosul, pero los expertos afirman que la táctica yihadista tiene un impacto limitado, oscureciendo un poco la visión de los drones.
“La quema de pozos de petróleo es una molestia restringida, que no nos impide la recolección de datos utilizando una variedad de plataformas aéreas y espaciales”, dijo el coronel John Dorrian, portavoz de la coalición antiEI liderada por Estados Unidos.
David Witty, analista y coronel retirado de las fuerzas especiales estadounidenses, señaló que los incendios fueron eficaces al principio “obstaculizando operaciones tácticas de las fuerzas de combate, que luego diseñaron otras”.
“El humo puede limitar bastante el apoyo aéreo cercano, con helicópteros de ataque, pero no tanto de los aviones que vuelan más alto y sus objetivos están ubicados por GPS”, agregó.
En el siglo XII, Saladino, el gran unificador del mundo islámico en casi todo el Oriente Medio, y precursor de la dinastía ayubí, hizo quemar hierba seca para entorpecer al enemigo en la batalla de Hattin (actualmente en Israel), logrando así una victoria decisiva ante a los cruzados.