Un nuevo terremoto promete sacudir hoy a la Casa Real británica, cuando se emita la entrevista que la presentadora Oprah Winfrey hizo al príncipe Harry y su esposa, Meghan Markle, para la cadena CBS. Ya se han adelantado fragmentos. La exactriz estadounidense de 39 años, duquesa de Sussex desde que en 2018 se casó con el nieto de Isabel II, refirió que es “liberador” poder hablar de su vida fuera de los rígidos patrones protocolares que exige pertenecer a la familia real.
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“Como un adulto que vivió una vida realmente independiente, después entro en esta estructura, que es diferente de lo que creo que la gente imagina. [Ahora] tenemos la capacidad de tomar nuestras propias decisiones de una manera en la que yo antes no podría haberte dicho ‘sí, esa no fue mi elección’”, dijo Meghan a Oprah.
Harry, de 36 años, señaló por su parte que se siente “aliviado” de poder hablar con su esposa al lado. Añadió que su “mayor preocupación era que la historia se repitiese”, aparentemente haciendo referencia a la muerte de su madre, lady Diana.
El duque se Sussex ha denunciado que los medios lo han acosado y de alguna manera contribuyeron a su decisión de separarse de la familia real.
Diana también tuvo una relación difícil con la prensa y falleció en un accidente de automóvil en París en 1997 cuando intentaba escapar a los paparazzi. Dos años antes, en 1995, ella había provocado su propio terremoto mediático cuando en una entrevista a la BBC habló de su vida en pareja con el príncipe Carlos, padre de Harry.
Escándalos familiares
La vida personal de los miembros de la Casa Real siempre ha dado que hablar. En el último siglo, entre los casos más sonados estuvo la decisión de Eduardo VIII de abdicar al trono en 1936 para casarse con Wallis Simpson, plebeya estadounidense dos veces divorciada —un personaje que tiene similitudes con Markle, también estadounidense y previamente divorciada—.
La hermana de Isabel II, Margarita se vio impedida de casarse con el militar divorciado Peter Townsend y en 1960 contrajo nupcias con el fotógrafo Antony Armstrong-Jones. Esta relación estuvo envuelta en múltiples casos de infidelidades que derivaron en divorcio en 1978.
Ya en los 90, el mayor escándalo fue la separación de Diana y Carlos, principalmente debido a la larga relación extramarital que él sostenía con Camilla Parker Bowles.
Más recientemente, en 2019, el príncipe Andrés, hermano de Carlos, se vio obligado a retirarse de la vida pública tras defender su amistad con el fallecido multimillonario Jeffrey Epstein, acusado de explotar sexualmente a menores. El mismo Andrés habría sido cliente de Epstein.
El último escándalo en la lista es precisamente el de Harry y Meghan. Ellos se casaron en 2018, pero al parecer los conflictos con la familia real surgieron pronto, lo que fue exacerbado por el acecho de la prensa. En octubre de 2019, durante una gira por África, Harry admitió un distanciamiento de su hermano William al confesar que transitaban “caminos diferentes”.
En enero de 2020, Harry y Meghan sorprendieron al comunicar su retiro como miembros de la realeza. Señalaron que buscan ser económicamente independientes e instalarse en Norteamérica. Fueron despojados de sus títulos reales y subvención económica. Este año, se confirmó la ruptura y la reina ordenó a la pareja renunciar a todos sus títulos honoríficos, militares y patronatos.
Qué significa la ruptura
Aunque ya no es posible dirigirse a Harry y Meghan como “altezas reales”, han conservado su títulos de duques. Además, Harry sigue siendo heredero al trono por derecho de nacimiento. No hacerlo supondría un trámite legal complejo. Lo referido a la sucesión es un asunto que se debate en el Parlamento e involucra además a los países de la Commonwealth que tienen como jefe de Estado a quien lleva la corona británica.
En 2011, por ejemplo, los Acuerdos de Perth modificaron las leyes de sucesión, permitiendo los matrimonios con católicos y que el género no importe en el orden sucesorio. Hasta entonces, los hijos varones tenían privilegio sobre las hijas, incluso si habían nacido después. Por esa razón, Anne —segunda hija de Isabel II— está detrás de sus hermanos Andrés y Eduardo en la línea de sucesión, a pesar de ser mayor. La modificación debió ser aprobada por los 16 Estados de la Commonwealth y recién entró en vigor en 2015. Mientras no haya otro proceso legal, Harry tiene derecho a la corona y técnicamente aún es príncipe.