Al menos el diez por ciento de los refugiados e inmigrantes que cruzan el Mediterráneo entre Turquía y Grecia afirman haber sido víctimas de explotación, según un informe de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM).
El estudio se ha llevado a cabo en seis países de destino, Croacia, Eslovenia, Grecia, Hungría, Macedonia y Serbia a un grupo-muestra de 2.400 refugiados e inmigrantes que cruzaron desde las costas turcas hasta las helenas.
Todos los consultados son víctimas de tráfico de seres humanos, es decir, pagaron a traficantes por su viaje, pero según el estudio sólo un 10 por ciento han sufrido otra forma de explotación, sea laboral, sexual o de otro cariz.
Según el estudio, un 7,2 por ciento de los encuestados respondieron que habían sido víctimas de algunas de las formas de explotación listadas por la OIM.
Además, otro 1,4 por ciento dijeron que un miembro de su familia había sido explotado.
Las formas más comunes de explotación registradas fueron el trabajo no remunerado, ser obligado a llevar a cabo labores durante el viaje, o el intento de un matrimonio de conveniencia (específicamente las mujeres).
Asimismo, un 0,9 por ciento denunció que les habían ofrecido dinero a cambio de sangre o órganos humanos.
Consultada la OIM al respecto, no supo responder ni dónde, ni en qué circunstancias estos hechos ocurrieron.
Los que dijeron que habían sido víctimas de explotación tienen dos años menos que la media de los que llegan.
Asimismo, la OIM también detectó que las personas que viajan solas o los menores no acompañados son también más susceptibles de ser explotados.