Ni la conciliación dictada por el Gobierno de Buenos Aires ni las negociaciones de las últimas horas han logrado terminar con la huelga de trabajadores del metro, que hoy cumplió una semana y convirtió el tránsito en la capital argentina en una auténtica pesadilla.
La protesta, la más larga que se recuerda en el metro porteño, afecta a alrededor de un millón de personas y ha desatado la furia de los sufridos pasajeros, que llegaron a proponer, a su vez, un “paro de usuarios” cuando se restablezca el servicio.
Representantes del Gobierno de la ciudad y de los sindicatos del metro negocian desde hace horas una salida al conflicto, aunque, por el momento, no ha habido acuerdo ni siquiera para que los gremios acaten la conciliación obligatoria dictada por las autoridades municipales.
Los trabajadores reclaman un aumento salarial del 28 por ciento que la empresa a cargo de la concesión, Metrovías, dice no poder afrontar por falta de recursos.
“Hicieron el subte inviable, como todo lo que administraron. Cuando comenzaron ellos el subte tenía dos mil y pico de empleados. Hoy son más de cuatro mil. Y eso te encarece la tarifa. Queremos hacernos cargo, pero no tenemos el banco central y la maquinita para hacer billetes”, insistió el jefe del Gobierno porteño.
Mientras los Gobiernos nacional y municipal se enzarzan en un cruce de acusaciones para tratar de eludir su responsabilidad, el tránsito en la ciudad se ha desquiciado y cientos de miles de viajeros indignados empiezan a ver con buenos ojos una curiosa propuesta para boicotear el subte cuando se restablezca el servicio.
Bajo el lema “paro usuarios subte”, las redes de internet difunden las bases de esta protesta que denuncia la incapacidad de la administración para resolver el conflicto y llama a los pasajeros a no pagar sus boletos durante cinco días a partir del próximo lunes.
Los medios locales alertan del colapso de tráfico en la ciudad y recomiendan evitar el uso del vehículo y las vías más conflictivas durante las horas punta, mientras aumenta el malestar de los usuarios.
Entretanto, los autobuses dispuestos por el Gobierno de la ciudad en las horas punta para facilitar el traslado de pasajeros no resultan suficientes y muchos viajeros han decidido moverse en bicicleta por las colapsadas calles de Buenos Aires para tratar de llegar a sus destinos.