En Argentina ha causado conmoción la noticia de la muerte de una pequeña de 6 años que fue llevada a un hospital por su madre, luego de que se cayera jugando con sus patines. Los familiares pensaron que solo le recetarían antibióticos; sin embargo, días después, fue entregada sin vida en una bolsa.
A pesar de que el hecho ocurrió en enero de este año, en una localidad de la provincia de Córdoba, los familiares insisten con la denuncia de negligencia y mala praxis en el centro médico, señala TN.
“El dolor inmenso que estamos pasando hace ocho meses fue por una cadena de negligencia. No me voy a cansar de decirlo: hubo un abandono total de persona y mala praxis. Mi nena entró con un raspón y me la devolvieron en una bolsa”, aseguró Karen Baldobino, la mamá de Danae, invadida por el dolor.
Negligencia médica
Danae ingresó al hospital Tomás Ponsone con síntomas de fiebre, por lo que le hicieron una prueba de descarte de COVID-19 que resultó positiva. La menor fue derivada al Hospital San Antonio de Padua, en Río Cuarto, luego que le detectaran niveles elevados de glóbulos blancos.
“Los médicos me dijeron que por el raspón se le había metido un virus intrahospilatario y que eso provocó la infección que dañó sus órganos”, cuenta Karen al medio. En la madrugada del sábado 8 de enero, los padres de Danae recibieron la noticia de que su hija había muerto.
Tras la autopsia médica, los forenses del Instituto de Medicina Forense del Poder Judicial determinaron que Danae fue víctima de un shock séptico que fulminó su corazón.
“Desde el principio debieron darle antibióticos para cortarle la infección. En Río Cuarto solo le daban calmantes. Le inyectaban morfina y punto. A mí nadie me llamó para avisarme ‘mirá, mamá, le vamos a poner esto, le estamos haciendo aquello’. Nunca me llamaron por teléfono”, detalla Karen.
La madre no pudo pasar los últimos días con su hija porque también fue detectada con coronavirus y debía permanecer aislada, en cambio, fue la abuela de la pequeña quien se quedó en el hospital velando por su nieta.
“A mi mamá la maltrataban por reclamar atención para su nieta. Yo llamaba y no me daban respuesta: me decían que si había algo importante me lo iban a comunicar”, cuenta Karen.
“Mi mamá se despertó porque sintió muy frío el cuerpo de Danae. Ahí se dio cuenta de que tenía los labios y los pies morados. Empezó a llamar a las enfermeras y a los médicos, y nadie iba a ver qué pasaba”, recuerda Karen.
Una muerte absurda y un dolor inmenso
La pequeña ingresó en terapia intensiva pasada la medianoche, unas horas después Karen recibió un llamado desde el hospital: “Una enfermera nos dijo que mi hija había hecho un paro cardíaco y su estado era crítico”. Minutos después, la niña murió.
“Ahí me dijeron que el COVID había sido la causa de muerte. Y no nos dejaron verla. El acta de defunción lo conseguí dos semanas después. En cualquier hospital te lo dan en el momento”, recuerda.
Actualmente el caso se encuentra como expediente judicial y está a cargo del fiscal Javier Di Santo. El abogado de la familia, Zacarías Ramírez Rigo, señaló que el informe del perito de parte “es muy crítico” del informe oficial y “tenemos un contexto donde debería haber imputaciones”. La demanda es hacia los profesionales que atendieron a Danae en Río Cuarto.
“El fiscal nos dijo que había que esperar el informe de la Junta Médica. Ya lo tiene en sus manos. No hay excusas para que todo siga en la nada. Ya pasaron ocho meses”, agregó Karen.