La ausencia del presidente Pedro Castillo y de su fantasmal ministro del Interior en los tradicionales actos por el Día de Santa Rosa de Lima, patrona de la Policía Nacional, hace dos días, es apenas una muestra del poco aprecio que tiene el mandatario y su gobierno hacia una institución que trata de avasallar y de poner a sus pies, en su intento por librarse de los problemas judiciales que lo abruman junto a familiares, paisanos y amigotes.
No olvidemos que hace pocos días este gobierno ha abierto la jaula al asesino de policías Antauro Humala, que los agentes de seguridad del Estado tienen que amarrarle los zapatos al mandatario investigado por corrupción y que meses atrás el premier Aníbal Torres falto el respeto a los efectivos comparándolos con ronderos y al afirmar a través de una radio extranjera que no estaban debidamente capacitados.
Por estos días, el gobierno ha mandado a su casa al alto mando y ha colocado en la Inspectoría General a un paisano suyo, que ayer citó al coronel Harvey Colchado como parte de un proceso iniciado por el mandatario que busca la expulsión de policía que intervino en Palacio de Gobierno en busca de Yenifer Paredes, todo esto por orden del Poder Judicial. El profesor hace lo que le da la gana con la PNP.
Y como para cerrar los maltratos a la institución de Mariano Santos y Alipio Ponce, el Poder Ejecutivo acaba de presentar un proyecto de ley para que se declare al 30 de agosto, el mismo día en que se celebra a Santa Rosa de Lima, como “Día de Nacional de las personas desaparecidas durante el periodo de violencia 1980-2000″, un festín para los que viven promocionándose como “defensores de los derechos humanos” y odian a las Fuerzas Armadas y PNP.
Tenemos un gobernante que está tratando de poner a sus pies a la PNP para protegerse de los actos de corrupción que le atribuye el Ministerio Público, y eso no se puede permitir. Esta institución se debe al pueblo, y no a un grupete de personajes que han llegado al poder para saquear al Estado mientras se victimizan y tratan de venderse como “vulnerables de almas puras” que son atacadas por los “blanquitos” y “poderosos”. A otros con ese cuento barato.