El currículo para estos tiempos y los enfoques pedagógicos que le son pertinentes, considerando la pedagogía y tecnología, debiera girar en torno de algunos pilares como los siguientes:
1) La clave en educación de la era de la tecnología es la interactividad, así como la nueva relación horizontal profesor-alumno, el nuevo rol del profesor como facilitador, investigador, promotor de la curiosidad del alumno. Eso supone un enfoque diferente en su formación y la definición de su rol.
2) En un mundo de fake news y fuentes infinitas, la capacidad de indagar para encontrar información relevante se potencia, así como la capacidad de programar o codificar y diseñar (solvencia digital).
3) El mundo digital conlleva una serie de beneficios y riesgos (delitos), lo que demanda tener presente la formación de la ciudadanía y una ética digital.
4) La inteligencia artificial hará que cada vez sea más posible la educación personalizada, lo cual choca con un currículo uniforme para todos los alumnos, así como los estándares y evaluaciones estandarizadas que desconocen los contextos específicos de aprendizaje, la línea de base de cada alumno y sus intereses o pasiones en las que radican sus fortalezas.
5) Un currículo tradicional por áreas orientado al pasado pierde sentido cuando el alumno vive en tiempo real y conectado online al presente con intervenciones que impactan en su vida y en la de los demás. Para ello, el currículo escolar debe ser más abierto a incorporar los problemas y metas o retos nacionales al aula, trabajar por proyectos, investigaciones, todo lo cual es interdisciplinario.