El disparate en que ha incurrido ayer el penoso gobierno de Pedro Castillo al presentar un proyecto de ley ilegal que tiene como objetivo final la convocatoria a una asamblea constituyente para darnos una Carta Magna como la que ha hundido a Venezuela y está a punto de llevarse al abismo a Chile, no hará otra cosa que sumir el país en un clima de confrontación política y la agudización de la crisis económica, que a la larga afectará a los más necesitados.
Hasta el premier Aníbal Torres y su ministro de Justicia y Derechos Humanos, Félix Chero, saben que el mamarracho que han presentado será enviado al archivo en la Comisión de Constitución simplemente porque estamos ante un absurdo legal. La iniciativa no tiene ni pies ni cabeza, por lo que solo servirá para enfrentar a los peruanos, dividirnos más, generar incertidumbre y ahuyentar las inversiones que genera empleo y bienestar.
Una vez que este adefesio sea rechazado, el Ejecutivo apuntará sus balas hacia el Congreso, los “monopolios”, los “oligopolios”, la prensa, los limeños, “los ricos” y “los blancos”, a los que culpará de haber bloqueado la posibilidad de tener una Constitución que según su discurso, estará al servicio “del pueblo”, de los “cobrizos”, los campesinos, los ronderos y todos los sectores que el gobierno dice representar como parte de su demagógico discurso de odio, división y lucha de clases.
Se vienen tiempos de enfrentamiento generado por un gobierno que aspira a tener una Carta Magna a su medida para apoderarse del país. Así que ni soñemos con gestión en materia de salud, educación o seguridad ciudadana. Todo el Poder Ejecutivo estará centrado en la confrontación política. ¿Quieren un ejemplo? Allí tienen al ministro de Cultura, Alejandro Salas, a quien por andar de defensor de lo indefendible y de vocero de sus jefes, se le caen los muros de la Fortaleza de Kuélap.
El discurso de Castillo, Torres y Vladimir Cerrón mentirá afirmando que lo hacen por “el pueblo”. Sin embargo, será todo lo contrario. La gente lo sentirá en sus bolsillos cuando en medio de todo este enfrentamiento se caiga la minería, el turismo y otras actividades que generan empleo y el Estado colapse en manos de tanto corrupto e incapaz que ni puede emitir pasaportes ni DNIs, pero que sueña con hacer una Constitución que sin duda sería nefasta para el Perú.