La columna sobre el estrés en las escuelas debido al retorno de los estudiantes regresan de Kalyn Belsha, Chalkbeat (mindshift 27/09/2021) nos alerta sobre los efectos socioemocionales de los retornantes a la presencialidad.
Han aumentado los comportamientos disruptivos. Algunos muy obvios como estudiantes que destrozan los baños, o se pelean física y verbalmente por cualquier pretexto o publicaciones en las redes sociales. Otras son más silenciosos, con estudiantes que se niegan a hablar, sobre todo si han sufrido una pérdida dolorosa o discriminación en el acceso escolar por razones económicas. Los padres se muestran preocupados por la menor paciencia de sus hijos.
Muchos educadores también están nerviosos por escasez de personal y el agotamiento de la cuarentena, dejando a muchos con menos paciencia necesaria para reducir los conflictos estudiantiles. Deben apoyar emocionalmente a los niños y sus familias, pero ellos mismos han pasado por el trauma de la pandemia.
Pero no en todos los colegios es así y más bien han notado una mejora en el comportamiento, ya que los estudiantes recuperan la estructura y los horarios que no tenían el año escolar pasado. Sus colegios han planificado actividades para una mejor acogida de los alumnos. Los líderes están adoptando un enfoque más empático, más tiempo de inactividad en los horarios diarios y también han suavizado algunas reglas. Están dispuestos a ajustar la cotidianeidad en función de las necesidades de los estudiantes, más que para regirse rígidamente a los planes de estudio pre existentes. Y con ello les ha ido bien.