El presidente Manuel Merino enfatizó que su gobierno es de transición y que respetará el calendario electoral. El premier Ántero Flores-Aráoz manifestó que el gobierno no será del Congreso. Mientras, tanto juramentó el nuevo gabinete ministerial, que tiene la urgencia de restablecer un espacio de acción política independiente y de contrapeso al Legislativo, que se ha inclinado en los últimos tiempos en favor medidas populistas. El objetivo será fortalecer las instituciones para que actúen con independencia y no haya lugar para la demagogia ni los intereses partidarios ni personales.
Los flamantes ministros tienen la gran responsabilidad de sacar adelante un proyecto que apunte al bien común de los peruanos. Deben ser conscientes que los nombres no son lo más importante sino el proyecto y las políticas de Estado que los une. Por lo tanto, el consenso, los acuerdos, el apego a la ley y el respeto al ciudadano deben ser aspectos claves de su gestión.
Polarizar, confrontar y desacreditar serán actos nocivos para que se calmen las circunstancias. Se traducirá necesariamente en más inestabilidad social y política, cuyas consecuencias serán la fuga de las inversiones y la postergación del crecimiento económico.