El sábado 18 de setiembre ha sido el aniversario nacional de Chile y desde esta columna los saludamos. Fue la celebración de “El Dieciocho”, y recuerda el día de la Primera Junta Nacional de Gobierno de Chile (1810), aun cuando el 12 de febrero de 1818, es considerada la fecha de su independencia.
Cuando fuera inca Túpac Yupanqui, Chile se incorpora al Tahuantinsuyo, quedando en los valles de Aconcagua, Mapocho y otros, registro de los caminos incaicos, lugares en los que habían dos señores locales y con ellos siempre se contaba un funcionario cusqueño que representaba al Inca.
En “Nueva Historia de Chile: Desde los orígenes hasta nuestros días” del Instituto de Historia de la Pontificia Universidad Católica de Chile, se refiere al Tahuantinsuyo como “riquísimo imperio de los Incas” que “llegó a abarcar hasta la zona central de Chile”. Del viaje de Almagro a este país –señala el libro–, los conquistadores “Regresaron, llevando informes sobre la pobreza de aquellas tierras”, decidiendo “por presión de sus consejeros cancelar la expedición que estaba realizando en Chile”.
El conquistador Pedro de Valdivia, solo pudo viajar para el sur gracias a que Francisco Pizarro “le otorgó el consentimiento para conquistar Chile”, llegando a fundar a la actual capital con el nombre de Santiago del Nuevo Extremo (1541). Por las rencillas entre los españoles, Valdivia volvió a Lima para “buscar la confirmación y legitimación real” por el Pacificador Pedro de la Gasca, enviado directo del rey Carlos I.
La obra prosigue asintiendo que en Chile “Los estudios universitarios se vieron obstaculizados por la pobreza del territorio” por lo que “Los estudiantes que deseaban incrementar sus estudios, debían completarlos en la Universidad de San Marcos de Lima, que era el centro de la vida intelectual en la América meridional”.
Luego de la independencia, Bernardo O´Higgins, hijo del 32° virrey del Perú, Ambrosio O´Higgins, y Director Supremo de Chile (1817-1823), desterrado llega al Perú que agradecido por su cuota en nuestra independencia, con justicia lo protegió, viviendo en la Hacienda Montalván de Cañete, hasta su muerte en Lima (1842). Con Chile tenemos una historia que conservar y respetar, y un futuro para construir en el marco de la Alianza del Pacífico, la Comisión Permanente del Pacífico Sur - CPPS y la APEC.