“Quiero trabajar, el Perú no puede parar”, decían las pancartas que llevaban los trabajadores de MMG Las Bambas en las marchas que protagonizaron ayer en Lima, Arequipa y Cusco. Una de las minas más grandes del mundo está paralizada casi cincuenta días y 9 mil familias la sufren directamente, pero también el país es el afectado. ya que pierde 5.2 millones de soles diarios. De esta manera la reactivación económica en el Perú sufre un nuevo revés.
Mientras tanto los antimineros discuten su supremacía incendiando y destruyendo maquinarias y el campamento de la empresa MMG. A estas alturas la falta de reacción del Gobierno es alarmante. Para algunos, el interés de Perú Libre y el Ejecutivo es agudizar el conflicto para estatizar la minera. Esta especulación está prendiendo fuerte entre el sindicato de trabajadores ya que el presidente Pedro Castillo y sus ministros no hacen mucho para solucionar esta crisis. Es evidente su debilidad para imponer el estado derecho frente a la invasión de los predios de MMG.
Ante esta situación, todos nos preguntamos, no sin angustia, cuánto más debemos esperar los peruanos para que el Gobierno piense en nosotros, trabaje y nos asegure las garantías primordiales de una democracia, paz, orden y respeto por todos los derechos de la ciudadanía.