En diversas entrevistas el reconocido historiador Yuval Harari ha sostenido que como consecuencia de las dos enormes revoluciones científicas y tecnológicas de la infotech y la biotech que ahora convergen las personas se han vuelto hackeables por parte de las grandes plataformas digitales y redes sociales. Esto se debe a que su modelo de negocios se basa en secuestrar y controlar nuestra atención y mantenernos conectados lo más posible a través de algunos estímulos mentales que incitan a la mente humana al odio, miedo, cólera, exacerbación de fanatismos. Actúan como las drogas que nos hacen sentir que no podemos perdernos la última información sobre un tema, creando una dependencia a la aprobación social y a la reciprocidad de mensajes que nos mantienen conectados, nos empujan a ser inmediatistas y a no tolerar la frustración de esperar para decidir cómo comprar o votar.
Por otro lado conforme se van descifrando los algoritmos según los cuales funciona la biología y mente humana más y más podrán ser controlados por los algoritmos de la I.A. (inteligencia artificial) por lo que podrán anticipar, intervenir y manipular nuestras decisiones y elecciones, poniendo en entredicho nuestro libre albedrío como votantes y consumidores, lo que pondría fin a las democracias liberales (basadas en la voluntad de los votantes) y el mercado de economía libre (basado en que el cliente escoge lo que es mejor para él)
Urge generar reglas para limitar este poder de los estados-plataforma. Eso obliga a educar a los estudiantes para que sepan en qué mundo viven y convertirse en agentes de cambio.