El presidente Pedro Castillo ha hecho un cambio de gabinete que era inevitable. Guido Bellido no podía seguir en un cargo en el que jamás debió ser nombrado. Al menos el nuevo equipo ministerial ya no tiene a lastres con olor a Sendero Luminoso como el propio expremier e Iber Maraví. Sin embargo, hay personajes dudosos como el ministro del Interior, el de Educación y el titular de Transportes y Comunicaciones, quien debió ser uno de los primeros en salir a su casa.
En el caso del flamante ministro del Interior, Luis Barrazuela Vite, tenemos que es un policía en retiro de precaria foja de servicios y sancionado a más no poder durante sus muchos años de actividad en los que apenas llegó al grado de mayor. Además, es socio del estudio de abogados que defiende al corrupto Vladimir Cerrón y al procesado por terrorismo Guillermo Bermejo. ¿No había un personaje más calificado y con mejores antecedentes para ponerlo como responsable político de la Policía Nacional?
También está el caso del ministro de Educación, Carlos Gallardo, conocido en el sector por haber presentado una demanda de inconstitucionalidad contra la Ley de Carrera Pública Magisterial que promovía evaluaciones y meritocracia; y por ser cercano al sindicato de docentes radicales al que pertenecía el actual presidente Castillo cuando era un agitador próximo a grupos de fachada de Sendero Luminoso, según ha venido informando la Policía Nacional desde 2017.
Entre los que conservan el fajín, llama la atención la sobrevivencia del titular de Transportes y Comunicaciones, Juan Francisco Silva, quien desde que asumió el cargo en julio último solo ha hecho noticia por nombrar a un funcionario más descalificado y con peores antecedentes que el anterior, y por cuestionar y pedir cambios en el canal de televisión del Estado –y no del gobierno– porque no lo “tratan” como quisiera. Sin duda el relevo de este ministro era justo y necesario.
Sin duda el gobierno del presidente Castillo ha tomado algo de aire sacando a Bellido y Maraví, aunque estemos ante un gabinete de izquierda dura, comenzando por la premier Mirtha Vásquez. Habrá que ver su desempeño, no queda otra. Sin embargo, es lamentable que el mandatario insista en tener en su equipo a gente cuestionada como Barrazuela, Gallardo y Silva, que seguirán siendo una carga para la gestión de un país en emergencia y con serios problemas a ser atendidos con profesionalismo y honestidad.