Quienes lo conocimos y trabajamos a su lado lo teníamos como un ícono permanente, motivador, sereno y férreo defensor de la autonomía universitaria con ideales juveniles que nunca declinó. Era un un inspirador por concretar el cambio social tomando la vía de la educación superior. Iván Rodríguez Chávez ha partido hacia las estrellas dejando un gran vacío pero también un enorme legado. Fue rector de la Universidad Ricardo Palma durante sucesivos periodos, varias veces presidente de la Asamblea Nacional de Rectores y también presidió desde la última Ley Universitaria la Asociación de Universidades del Perú, ASUP, desde donde libró encomiable batalla en defensa de la autonomía. Tuvo siempre la legitimidad que le dieron sus pares como líder de la educación superior para los jóvenes peruanos. No buscó los reflectores de la prensa para iluminar lo que hacía en sus larguísimas jornadas cuyo ritmo no podían seguir sus colaboradores, se deleitaba en los pequeños y grandes logros, fuera con sus clases cotidianas o con sus preclaras conferencias en las que evidenciaba sus conocimientos y su estudio permanente. Le preocupaba que nuestro país estuviera perdiendo su participación en la revolución tecnológica y en la inteligencia artificial. Nos motivó a investigar y escribir una trilogía que la URP comenzó a publicar con LA DICTADURA TECNOLOGICA el año 2022 y seguirá este 2024 con CÓMO HUMANIZAR LA REVOLUCIÓN TECNOLOGICA y con DERECHOS FUNDAMENTALES E INTELIGENCIA ARTIFICIAL. El Perú le debe un homenaje para difundir su vida modélica y sus logros por la educación que tanta falta nos hace para despegar con ese cambio social al cual dedicó su vida. Honor al honor.
Iván Rodríguez Chávez por María del Pilar Tello (OPINIÓN)
Columna de opinión.