No sé si puede haber algo más repudiable que la peligrosa actitud de la fiscal provisional María del Socorro Abad Tandazo, quien por su ineficiencia permitió la liberación de dos delincuentes que atacaron a los policías que intervinieron al criminal Cristopher Fuentes Gonzales, conocido como “Maldito Chris”. Su salida del cargo del Ministerio Público no bastará para atacar el problema principal: la provisionalidad en puestos clave para la justicia.
Así como Abad Tandazo existen cientos de fiscales y jueces provisionales en el Ministerio Público y el Poder Judicial, respectivamente, lo que pone en riesgo la garantía del sistema de justicia. Ahora bien, ¿quién puede creer en un proceso justo si nos encontramos con magistrados que luego de actuar con negligencia salen bien librados?
Si la investigación de un proceso relevante como la captura de un asesino depende de un fiscal provisional, entonces no podemos encontrar protección en la justicia. Lo mismo pasaría si el juez de investigación preparatoria fuera transitorio. La falta de magistrados titulares es responsabilidad tanto de la entidad tutelar como de la Junta Nacional de Justicia, que está a cargo de la evaluación.
Está bien, nada garantiza que un fiscal o juez titular brinde un proceso honesto. Pero, al menos son parte del sistema y pueden ser investigados. Lo contrario sucede con un provisional, que es utilizado para copar un cargo ante la carencia de magistrados de carrera y luego puede dejar el puesto sin responsabilidad alguna. Tanto el Ministerio Público como el Poder Judicial deberían revisar la idoneidad de sus trabajadores.
Así como María Abad, existen cientos de procesos que se caen por una supuesta negligencia fiscal. Otros, igual de desidiosos, llegan al juicio con pruebas endebles que favorecen a los intervenidos. ¿Quién pide disculpas a los policías heridos tras la operación contra el “Maldito Cris”? ¿Cómo explican a los deudos del sereno de Surco que los compinches del asesino ya están libres?