Los últimos argumentos de Bruno Pacheco, exsecretario general del presidente Pedro Castillo, son hilarantes. Decir que la empresaria investigada Karelim López visitaba Palacio de Gobierno porque coordinaba para realizar una Teletón a favor de los niños, es sin duda un intento descabellado de desafiar a la razón. La cantidad de pretextos risibles que se pueden exponer parecen interminables entre los personajes cercanos al dispositivo del poder.
Con personas así, el futuro de este Gobierno es sombrío. Si a esto le agregamos las irregularidades en los contratos en el Ministerio del Ambiente, la situación se agrava. En este caso, esperamos una posición significativamente más dura del Congreso de la República. Por el momento, ya se presentó la moción de interpelación del ministro Rubén Ramírez. Esa es una buena señal para ponerle el alto al clientelismo político y a los intereses subalternos.
En estas circunstancias, el Gobierno precisa de una poda moral. De lo contrario la crisis se agravará. Los indicios de corrupción contribuyen a reforzar la desconfianza y los temores por el jefe de Estado y su equipo. Este mal que aqueja al país tiene que ser combatido. Los contrapoderes del Ejecutivo tienen la palabra, aunque más que la palabra es evidente que se necesita acción.