El presidente Pedro Castillo durante su discurso por el bicentenario de la Marina de Guerra del Perú, dijo: “salvaguardemos la seguridad de nuestro mar territorial”. Es evidente que se estaba refiriendo al mar hasta las 200 millas y no al espacio marítimo de la Convención del Mar de 1982, el primero y pegado a la costa, que se denomina “Mar Territorial”, cuya distancia máxima es de 12 millas.
La confusión presidencial en realidad es la de muchos peruanos -en décadas no se ha corregido en la currícula escolar, generando que muchos compatriotas desde niños crean erradamente que tenemos un mar territorial de 200 millas-, es la razón central por la que hasta ahora no adherimos a la Convemar.
En el Mar de Grau (200 millas) lo que contamos es la tesis de la soberanía y jurisdicción sobre los recursos vivos (peces) y no vivos (minerales), es decir, nuestra soberanía no es sobre las aguas como sostuvieron erradamente los territorialistas (Criterio de seguridad militar), sino sobre los referidos recursos (Criterio socioeconómico), que es distinto.
Nunca hemos tenido un mar territorial de 200 millas, ni siquiera lo hubo en el antiguo derecho del mar, que solo registró un máximo de 3 millas de mar territorial. Jamás podríamos tenerlo porque la Convemar (Art.58) y la Constitución del Perú (Art. 54), consagran la libertad de comunicación (de navegación) hasta la milla 200.
Por esta tesis correcta ningún otro Estado puede pescar ni extraer las riquezas vivas y no vivas sin consentimiento del Perú, bajo pago de multas. Insisto, esta tesis no permite posesión de las aguas como algunos erróneamente creen, comparando la soberanía marítima con la que contamos en el continente pues el mar -repito- no se puede poseer como sí pasa con los espacios en tierra firme.
La soberanía consiste en decidir cuándo, cómo, cuánto y dónde se pesca en 200 millas. Nada más. No podemos impedir la libertad de navegación ni de sobrevuelo en esa misma distancia, salvo las excepciones previstas en el espacio del mar territorial (hasta la milla 12), donde existe el paso inocente o inofensivo, y en el espacio aéreo. Recordemos que Chile nunca impidió nuestro libre tránsito por la entonces área de la controversia marítima que tuvimos antes del fallo de la Corte de La Haya (2014), pero sí que pescáramos.