Si el presidente Pedro Castillo ha decidido mandar al Congreso a pedir la confianza a un gabinete de filoterroristas, incapaces, buenos para nada e impresentables encabezados por Guido Bellido –un admirador de la senderista Edith Lagos que pone a bandas criminales al mismo nivel de las Fuerzas Armadas, todo lo cual es una afrenta al país–, el Poder Legislativo, en uso de sus facultades, debe proceder a no darle la confianza y mandar a todos estos individuos a sus casas.
Más allá de las consecuencias que a futuro podría tener el negarle la confianza a Bellido y compañía, sería una gran irresponsabilidad del Poder Legislativo dejar al país en manos de esta gente, que en gran parte reivindica la violencia terrorista, una de las peores tragedias que nos ha tocado. Estos elementos nocivos no pueden estar al mando de un país que aún sufre las heridas dejadas por Sendero y el MRTA. Sería una patada en la cara a la memoria de los fallecidos y sus deudos.
Pero no solo se trata de un gabinete que apesta a Sendero y el MRTA. También está la escasa o nula capacidad de varios de sus miembros, o sus dudosos antecedentes. Por ahí está el de Energía y Minas, Iván Merino, cuyas escasas condiciones para el cargo han salido a la luz tras una entrevista que dio a Canal N en la noche del martes. El de Ambientes, Rubén Ramírez, es un personaje que ha sido abogado de los invasores de tierras en Lomo de Corvina. ¿De dónde ha sacado Castillo a esta gente?
En tercera fila detrás de los filoterroristas e incapaces hay otra clase de personajes inclasificables como el ministro de Defensa, Walter Ayala, de quien ya se ha comentado bastante; y el titular de Interior, Juan Carrasco, nombrado irregularmente por ser aún fiscal. Y no olvidemos a Dina Boluarte, quien gracias al efímero poder que ahora tiene, busca mantener su chambita en el Reniec pese a ser la vicepresidenta del país y la responsable del sector Desarrollo e Inclusión Social.
Se esperaba que el presidente Castillo, pese a la rabieta de su líder Vladimir Cerrón y de Guillermo Bermejo, haga algún esfuerzo para que su gabinete se gane la confianza del Congreso, a través de la salida de algunos ministros, al menos los más cuestionados por sus nexos con grupos terroristas. Sin embargo, las presiones del ala radical del régimen marxista leninista lo han llevado a ir, de manera irresponsable, al choque, a pechar al país. Hoy sabremos en qué acaba todo esto.