Es muy peligroso que luego de haber pretendido meter la mano en los ascensos en el Ejército y la Fuerza Aérea, acción fallida que costó la cabeza a dos comandantes generales que dignamente se negaron a someterse a los ilegales caprichos del presidente Pedro Castillo, ahora veamos una situación similar en la Policía Nacional, tal como ha denunciado el segundo de la institución, teniente general PNP Javier Bueno.
Según ha informado ayer El Comercio, el proceso de ascensos al máximo grado en la PNP está siendo objeto de manoseos para favorecer a tres coroneles, dos de ellos cercanos a Palacio de Gobierno, pese a que no cumplen con los requisitos para recibir los galones sin la intervención de un buen “padrino”.
Parece que el presidente Castillo no escarmienta y está empecinado en seguir metiéndose en problemas por ascensos al margen de la ley. Si ya cayó el ministro de Defensa, Walter Ayala, por lo sucedido en el Ejército y la FAP, ahora se inicia otro escándalo por lo que viene sucediendo en la Policía.
Sería bueno saber a qué se deben estos intentos por contar con generales “palaciegos”. ¿Se trata solo de un absurdo e ilegal “compadrazgo” destinado solo a favorecer “inocentemente” a paisanos y amigos?; ¿o estamos ante los primeros pasos para copar las Fuerzas Armadas y la PNP a fin de someterlas y usarlas, tal como sucede en todas dictaduras? En Correo creemos lo segundo.