Indicios de corrupción ensombrecen el rumbo del Gobierno. Hace poco se supo que el secretario general de la Presidencia de la República, Bruno Pacheco, escondía 20 mil dólares en un mueble de su baño en Palacio de Gobierno. Esta revelación demuestra que, por lo menos, suceden hechos irregulares en el corazón del poder.
Es evidente que por estos sucesos, el 47% de los peruanos, cree que la corrupción es el principal problema del país en la actualidad, según la última encuesta de Ipsos-El Comercio. Este es un delito furtivo que perjudica el desarrollo del Perú. Muchas veces hay convicción que algunos personajes están inmersos en esta lacra, pero probarlo es difícil. Es momento que Pedro Castillo muestre un apoyo total a los organismos de control y a la Fiscalía para que este hecho –si configura un delito– no quede impune. Su motivación debe ser que su promesa de luchar contra la corrupción se concrete. De lo contrario, no solo su capacidad y conocimiento para ocupar tan alto cargo estará en entredicho sino también su catadura moral.
El jefe de Estado debe dedicarse a esclarecer este caso y además, solucionar los problemas de la gente, y no distraerse enfrentándose a los medios de comunicación, lanzando veladas amenazas contra la libertad de expresión.