A estas alturas, la suerte del golpista y corrupto expresidente Pedro Castillo parece estar echada. Hace pocos días el Poder Judicial ha rechazado cinco recursos con los que pretendía librarse la cárcel y de los procesos que afronta, con lo que se le acaba la posibilidad de salvarse de las gravísimas acusaciones que pesan en su contra y que sin duda, lo llevarán a pasar muchos años en el penal Barbadillo.
De poco o nada sirven los esfuerzos de la defensa legal de Castillo que le debe costar muy caro, pues igual nada consigue. Sin embargo, más allá de estos reveses, ayer se ha conocido a través de El Comercio que el mensaje golpista del 7 de diciembre de 2022 no fue tan “inocente” como nos lo quieren hacer creer, pues las palabras del entonces mandatario se convirtieron en órdenes a la Policía Nacional, a fin de que impidan el funcionamiento del Congreso.
En todos los idiomas Castillo, sus abogados y sus defensores tratan de vender la idea de que el mensaje al país del presidente fue apenas una “proclama” y no el anuncio de una medida de fuerza. Pero todo eso se desploma con los testimonios que dan cuenta que algunos elementos de la PNP impidieron el paso de congresistas a su centro de trabajo y que incluso un agente dijo a la legisladora Adriana Tudela que ya no era parlamentaria.
El golpista y sus secuaces como Aníbal Torres y Betssy Chávez tuvieron toda la intención de quebrar el orden constitucional y adueñarse del poder, que no lo hayan logrado es otra cosa. Eso se debió a que las instituciones la tenían muy clara y no acataron el llamado de un grupo de delincuentes que quizá creyeron que ese “pueblo” al que tanto mencionaban, salvo algunos revoltosos y quemallantas, iba a salir masivamente a las calles a respaldarlos.
Ni la victimización a la que apela Castillo podrá salvarlo de una larga carcelería por golpista, y eso que además afronta graves cargos por delitos de corrupción, los cuales no son poca cosa. Este es el fin de un aprendiz de revolucionario aliado del terrorismo y golpista, que a estas alturas ya es casi un meme político que demuestra lo irresponsables que podemos ser a veces los peruanos al momento de elegir a nuestras autoridades.