Año tras año, las evaluaciones censales de los estudiantes ECE que lamentablemente aún se toman en algunos grados pese a todas las evidencias que lo desaconsejan en favor de pruebas muestrales, se aplican en noviembre. Los resultados salen en abril del año siguiente, de modo que su análisis ya no puede ser parte de la capacitación de maestros para entender los problemas que allí se identifican y para la preparación del año escolar en curso porque eso se hace en el mes de febrero previo al inicio del año escolar.
¿Cuál es la lógica de tomarlas en noviembre? Me imagino que se piensa que con eso se evalúa lo que el alumno aprendió (se entrenó) durante el año en ade esas competencias para iniciar el año siguiente, cuando median casi 3 meses de desconexión escolar entre diciembre a febrero, tiempo suficientemente grande para que olvide todo aquello que aprendió entrenándose (aunque sin entender bien) y que sólo sirvió para el cortísimo plazo, para responder en las ECE?
Dicho sea de paso, el año siguiente podría tratarse de otro profesor a cargo de esos u otros alumnos, lo que impide al profesor que trabajó con los alumnos que rindieron la prueba retroalimentarse de sus propios resultados.
Quizá más sentido tendría que se tomen las pruebas censales (preferentemente muestrales) a fin de marzo, se comuniquen los resultados en abril y analizándolos el mismo profesor del área trace las estrategias de mejora que dependerán de él e impactarán directamente en los alumnos a su cargo.
Revisar ideas fijas puede beneficiar a los estudiantes.