La Defensoría del Profesor del sindicato independiente de profesores españoles ANPE da cuenta de la desazón del profesorado frente al incremento de eventos de alumnos que agreden a profesores y constantes faltas de respeto. Aumenta la dificultad para mantener la disciplina y controlar la violencia escolar por la pérdida de la autoridad del profesor.
Asombrosamente se constata que el mayor número de agresiones a los profesores corresponde a los padres que ven al profesor como a un enemigo y no como a un colaborador; procurando compensar su falta de autoridad paterna, pretenden ser amigos de sus hijos desautorizando al profesor.
Son padres que también han perdido autoridad y capacidad de ponerles límites a los hijos con lo que solo consiguen que sean personas engreídas e inmaduras. Todo esto crea un gran estrés a los docentes, más aún cuando no se sienten apoyados por la dirección del colegio ni por los inspectores que no quieren problemas.
Pienso que este es el resultado natural de una disciplina escolar basada en una relación autoritaria de los profesores hacia los alumnos, que apelan a los gritos, malas notas, papeletas o suspensiones como correctivos (ineficaces) de la mala conducta de los alumnos, en quienes el miedo al castigo se agota en la pubertad dando pie luego a todos estos desbordes, más aún si son avalados por sus padres.
¿No será que está equivocado el enfoque docente represivo y autoritario basado en el miedo para construir la disciplina escolar?