Tacna, su pueblo y su memoria colectiva han sido pisoteados. Lo que ha sucedido recientemente durante la conmemoración por el 92 aniversario de su reincorporación al seno de la Patria, no puede suceder nunca más. Como en esta ocasión no pude viajar a la tierra natal del maestro de todos los peruanos, el eminente historiador de la República, Jorge Basadre, a cuya tumba siempre que llegado a Tacna, es el primer lugar que visito en señal de respeto máximo al hijo de esta emblemática ciudad de nuestro Perú, me he asegurado de mirar el mayor número de videos y de conversar con los testigos del vergonzoso episodio en que se aprecia con asombro total, cómo fue llevada por sus calles, sin el respeto máximo de lo que para Tacna significa la procesión de la Bandera que se revive desde 1901, en que la ciudad, junto a Arica, se hallaban bajo dominio de facto por parte de Chile que buscaba por la chilenización, anexar a nuestras denominadas provincias cautivas. Ya sabemos que por el Tratado de Lima de 1929, recuperamos Tacna y perdimos para siempre Arica. El sentido escatológico del retorno de Tacna al seno de la Patria jamás se celebra con fiesta, bombos ni platillos. Se trata de un momento de respeto supremo al silencio por el dolor que comportó el sufrimiento de los peruanos ante la fuerza del invasor que a cualquier precio quería la posesión completa de nuestros territorios más meridionales. El día que Tacna volvió a la Patria, sus mujeres llevaron en procesión -como desde hacía 28 años atrás- la Bandera Nacional, que es el mayor símbolo de nuestra Patria. Por el Covid-19, la Benemérita Sociedad de Auxilios Mutuos de Señoras de Tacna, que tiene el privilegio de llevarla en pulcra procesión, comprendiendo la circunstancia excepcional, acataron con respeto máximo a la autoridad y por supuesto, con mucha pena, por no poder realizarla. Lo que hemos visto ha sido una completa ignominia a Tacna y al Perú. Llevando inadecuadamente la bandera que perdía sus formas entre camionetas y comparsas improvisadas que la cruzaron y entre bailes como si se tratara de una fiesta patronal -que son muy lindas y respetables, pero que para esa ocasión desentonaba completamente-. Es necesario que las autoridades políticas de Tacna y del país, expresen las disculpas públicas en nombre de todos los peruanos.
Tacna merece disculpas públicas
Columna de opinión