En los últimos años el contenido de los textos escolares se ha vuelto un tema polémico, debido a los errores en ellos y, además, por las críticas de algunos colectivos de padres de familia e inclusive, por la participación directa sobre estos recursos educativos por parte del Congreso, que debilita con sus disposiciones el rol rector de la gestión pedagógica que le corresponde al ministerio de Educación.
El problema está en que esta situación en los últimos años, salvo una decisión fallida el 2019, ha determinado la paralización de la edición y distribución de textos escolares actualizados y mejorados que cuenten con contenidos pertinentes. Esto viene ocurriendo aproximadamente desde el 2015-2016 con los “bancos de libros” que se renovaban -cada tres años- para los escolares de primaria y secundaria. Recuerdo que el 2005 y 2006 aproximadamente, comenzó su implementación con debilidades, pero sin mayores cuestionamientos. Lo que ahora se entrega son cuadernos de trabajo.
Me parece que hubiera la intención en el Minedu de retomar esta política de entrega de libros sin errores y con contenidos educativos pertinentes. Sería conveniente, por ello, comenzar con primaria el año escolar 2025 y con secundaria el 2026. Es menester, sin embargo, que debe haber un equipo técnico amplio de calidad; no como el que ha planteado equívocamente censurar “algunas palabras sensibles” sin tener en cuenta que éstas tienen sentido y significación en un texto o párrafo lingüístico. Lo ideal es que los textos escolares sean regionales, pero por el momento ello es muy difícil, por lo que hay que comenzar con textos nacionales que tengan en cuenta, en lo posible, la diversidad.