Gracias al Jurado Nacional de Elecciones (JNE) que no actuó con la firmeza que la democracia exigía, hoy tenemos al asesino de policías, Antauro Humala, haciendo campaña mientras derrama odio, barbarie y división entre peruanos en cada uno de los lugares que visita con el evidente afán de acceder a algún cargo público en los comicios del 2026.
En días pasados, en Correo hemos dado cuenta de la gran actividad “política” que realiza este criminal que ha pasado 17 años en prisión, que ya tiene una agrupación propia con inscripción vigente, aunque en el JNE digan que este sujeto no figura como fundador o responsable de este partido, por llamarlo de algún modo, que incluso lleva su nombre.
La democracia y la legalidad pudieron ponerle un freno a este sujeto debido a sus gravísimos antecedentes, y sobre todo por su “prédica” que no es más que un llamado al dinamitar el Estado de derecho, erradicar el sistema político y económico, e incluso a fusilar a rivales políticos y autores de algunos delitos.
Es el reino de la barbarie y el salvajismo con la venia de la máxima autoridad electoral, que en su momento tendrá que asumir la responsabilidad de su infame acto.