Con el manoseo en el proceso de ascenso en las Fuerzas Armadas y el desbocado anuncio de la premier Mirtha Vásquez de cerrar las operaciones de cuatro operaciones mineras en Ayacucho sin que haya un pronunciamiento técnico al respecto, el gobierno del presidente Pedro Castillo parece haber dado pasos sin retorno para mostrar hacia dónde pretende llevar al país.
Por un lado ha quedado al descubierto la voluntad del régimen de contar con militares afines a su prédica pese a que no cumplen con los requisitos para el ascenso al máximo grado; y de otro lado, los peruanos hemos sido testigos de la entraña antiminera y contra la inversión privada del gobierno, por más que el mandatario diga lo contario y llame a los empresarios a apostar por el Perú.
Lo anunciado por la premier Vásquez ha sido letal para los intereses del Perú y especialmente de miles de trabajadores que muy pronto podrían perder sus fuentes de ingresos, todo por un régimen y en especial una premier que ha dedicado gran parte de su vida a luchar contra la minería formal que da empleo y aporta el fisco.
A menos de tres meses del gobierno de Perú Libre, el país ha entrado a un oscuro túnel del cual, ojalá, no sea muy complicado salir.