La renuncia de Amado Enco a la Procuraduría Anticorrupción ha generado una nueva controversia en el panorama político. Todo apunta a que su determinación de dar un paso al costado se debe a un desacuerdo con algunas investigaciones en la altas esferas del Gobierno. Es más, en su carta deja en claro que se debe respetar de forma irrestricta a la autonomía, competencia y facultades de su institución.
Ante ello, la ministra de Justicia, Ana Neyra, ha dicho que la salida de Enco es una decisión unilateral y personal. “El Gobierno siempre le ha dado apertura a las investigaciones y ha sido respetuoso con la autonomía de los procuradores”, añadió.
Se trata de una respuesta políticamente correcta que deben tener el respaldo de los hechos. Lo que debe quedar claro es que las investigaciones y procesos de todos los implicados en actos de corrupción, no se pueden detener. Esperemos que este episodio no sea consecuencias de movidas poco claras que apunten a buscar impunidad. Intentar eludir a la justicia con movidas y presiones políticas es lo mismo que pensar que la fiebre desaparece porque se rompió el termómetro.