Si tenemos algunos buenos jueces y fiscales en este país, el partido del asesino de policías Antauro Humala debería quedar fuera de cualquier posibilidad de participar en la vida política a través de elecciones, por promover sin rubor alguno el fin de la democracia y las libertades, el asesinato y el robo de la propiedad privada, aunque le duela al Jurado Nacional de Elecciones (JNE).
La inscripción de la agrupación de este sujeto no debería prosperar acá ni en ningún país democrático. Por culpa de legalismos, argumentos abogadiles y tinterilladas plagadas de ideologías caducas, no podemos dejar abierta la posibilidad de que un sicópata y asesino, pueda aspirar a gobernar el país o al menos a tener una bancada en el Congreso para legislar a su favor o de su “ideología”.
El Perú que casi ha sido arrasado por un grupo criminal entre los años 80 y 90, no puede ser tan “ingenuo” de dejarle espacios a un sujeto como Antauro Humala. Tampoco puede quedar inmóvil tras la experiencia de ver a un aliado de terroristas en la cúpula del poder como lo fue el golpista Pedro Castillo.
No olvidemos que este miembro del clan Humala es un admirador de Sendero Luminoso y cada vez que puede reivindica el asesinato de cuatro policías que cometió en Andahuaylas en enero de 2005. Aunque sufran los miembros del JNE, la justicia tiene que hacer su trabajo de dejar fuera a este sujeto.