Debido al aislamiento social obligatorio por el incremento de casos de coronavirus en el país, en Arequipa se han tomado decisiones que implican que darle el último adiós a un ser querido ya no es motivo de congregación familiar, aunque este no haya fallecido por COVID-19, como medida de precaución.
En el camposanto de La Apacheta, en José Luis Bustamante y Rivero, uno de los más grandes de la ciudad, solo se está permitida la presencia de un máximo de 15 familiares, todos con mascarillas y guantes, como implementos obligatorios, así como mantener una distancia de un metro.
Moisés Valdez, gerente general de la Sociedad de Beneficencia de Arequipa, entidad que administra el cementerio, explicó que estas son las medidas que se adoptaron desde que inició la etapa de cuarentena, hace 8 días, para dar cumplimiento al estado de emergencia que decreta la restricción de la libertad de reunión, considerados puntos críticos de contagio.
Respecto al personal que continúa laborando, Valdez informó que diariamente diez trabajadores asisten a La Apacheta, entre limpieza y seguridad, por dos turnos, todos cuentan con barbijo.
El protocolo se replica en los cementerios de la ciudad.
Desde que inició el aislamiento social, La Apacheta atendió 13 entierros, restringiendo liturgias y solicitando a los familiares conmemoren a sus seres queridos en eventos breves.
Se restringió la visita en cuarentena y los administradores están elaborando un plan de contingencia de ampliarse el confinamiento para evitar aglomeración en celebraciones como Semana Santa y el Día de la Madre, por ejemplo, restringir el acceso por hora, poniendo un horario límite para el ingreso.