A casi dos meses del desborde del río Piura, una pequeña parte de la ciudad homónima ha retomado sus actividades. La región, que amaneció un fatídico 27 de marzo sumergida bajo el agua y con la amenaza de una catástrofe, ahora lucha por superar los estragos que dejó la peor tragedia climática vivida en los últimos tiempos.
Óscar Acevedo y Rosa Taboada recordaban ayer cómo pasaron esos eternos 10 minutos que demoraron en rescatarlos el día de la inundación. Ambos vivían en una casa de quincha (material rústico) en el caserío Pedregal Grande, en el distrito de Catacaos. Ahora, sobreviven en una carpa de plástico que les instaló Indeci en el albergue San Pablo, ubicado en el kilómetro 980 de la vía Piura-Chiclayo.
“La mañana fue terrible. De mucha incertidumbre. Nosotros nos metimos a una especie de bodega de una vecina y subimos al segundo piso, entre empujones y gritos. Éramos varios. Teníamos miedo que la casa se cayera porque en cuestión de segundos empezó a subir el nivel del agua. Era una pesadilla. No logramos rescatar a los dos perros que teníamos”, dice Rosa mientras su esposo espanta las moscas que acechan la hamaca donde su hija, de tan solo dos años, duerme.
Así, como todos, ambos se acostumbraron a vivir en una ciudad destruida, que empezó a recibir mucha ayuda al principio, pero de la que ahora pocos recuerdan. “Se han olvidado de nosotros. Lo peor es que dicen que hasta el 30 de este mes nos apoyarán y desde ese momento cada uno bailará con su bolsillo. No nos van a ayudar porque se termina la emergencia”, comenta preocupado Óscar, tal vez sin saber la última disposición del gobierno para alargar el plazo.
Así como ellos, otras 620 familias soportan diariamente el abrumador calor de las carpas, durante el día, y los zancudos, por las noches, pese a que a unos metros de allí se han instalado 15 módulos prefabricados -de los 600- para los damnificados, pero que no pueden ser usados porque aún no han sido habilitados.
Esas casas que no solo los adultos esperan, sino los niños de la escuela temporal que se instaló en la zona desde hace quince días. Durante clases, ellos preguntan cuándo podrán reubicarse porque ya no soportan vivir entre tanta miseria.
“No te rindas, así el Perú crecerá y será el más grande, aunque lo hayas perdido todo, sigue con alegría, siempre con una sonrisa. El gobierno nos ayudará. Hemos sufrido igual que otros, pero nos recuperaremos pronto. Una sola fuerza”, dice el mensaje solidario que Britney Santiago preparó en clase y que ahora pega con mucha esperanza en la pared de tripley de su aula de cuarto grado.
En la ciudad de Piura, en cambio, el fenómeno de El Niño costero dejó una ardua labor de rehabilitación. Algunas viviendas aún lucen las cicatrices que dejó el desborde del río Piura en sus fachadas, mientras que los transportistas deben atravesar “campos de motocross” para poder llegar a su destino. En total, son 1240 kilómetros de 22 carreteras que requieren ser rehabilitadas, al igual que 26 avenidas del distrito de Castilla, Piura y Veintiséis de Octubre.
Ahora, la región no lucha contra la furia de la naturaleza, sino contra la epidemia del dengue que ha dejado hasta la fecha 21 fallecidos (y uno último por confirmar).
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LA LIBERTAD. Al norte de Piura, a menos de 500 kilómetros, otras de las regiones que padecieron por El Niño costero fue La Libertad, en especial su capital Trujillo. La ciudad de la “Eterna Primavera” sufrió uno de los peores fenómenos naturales en su historia: siete huaicos desde el 15 de marzo al 22 del mismo mes.
Hace pocos días se cumplieron 60 días desde aquellas fechas imborrables. Las calles secaron, pero los huaicos han desnudado la mala infraestructura vial. De rehabilitación poco se ve. ¿De reconstrucción? Solo en papeles. Algunas pistas están intransitables, en especial por donde discurrió el barro con la basura, desde El Porvenir (al este de Trujillo) hasta el barrio de Buenos Aires, en el mar de Víctor Larco, unos 15 kilómetros de tramo.
De acuerdo con la información revelada por el gerente regional de Transporte, Ever Cadenillas, en 43 distritos de siete provincias liberteñas fueron afectados 153 kilómetros de vías. Y tal como lo dice, este momento se están realizando planes y proyectos para mejorar las vías. Se están realizando inventarios y se desarrollan mesas de trabajo. Las provincias más afectadas son Trujillo, Otuzco, Gran Chimú, Ascope, Virú, Chepén y Julcán.
Se necesitan, para recuperar las vías, un aproximado de 164 millones de soles. De esto, al menos unos 14 millones de soles para recuperar los puentes afectados de carácter regional y vecinal. Mientras que en puentes nacionales se necesitará invertir en puentes nuevos sobre la carretera Panamericana.
“Para estas vías se ha creado una Autoridad para la Reconstrucción por efecto de El Niño costero. Esta autoridad es la que va a coordinar todo el proceso de reconstrucción de La Libertad y realizará obras con un periodo de 3 años y con ampliación de 1 año más”, dijo Cadenillas.
Mientras tanto, en lo que respecta a solamente Trujillo, el alcalde Elidio Espinoza informó que la comuna entregó el proyecto para la reconstrucción total de las vías en la ciudad al Ministerio de Vivienda. El monto de la inversión para esta obra asciende a los 37 millones de soles.
La gerente de Obras de la municipalidad, Liz Arroyo Rubio, dijo que serán más de 95 kilómetros de vías que serán refaccionadas de manera paulatina a lo largo de los tres meses, que se estima durarán los trabajos de mantenimiento.
Los trabajos de la rehabilitación de las pistas se iniciaron el pasado 24 de abril en las avenidas principales.
LAMBAYEQUE. En la tierra del Señor de Sipán, en la región Lambayeque, los estragos causados por el fenómeno de El Niño costero aún afectan la calidad de vida de los ciudadanos, principalmente los que habitan la zona urbana de la metrópoli de Chiclayo.
Desde la tercera semana de marzo en que se registraron las últimas precipitaciones pluviales, las calles de la “Capital de la Amistad” todavía lucen seriamente afectadas, con hundimientos y grietas no solo en sus principales avenidas sino también en sus veredas.
Esta situación perjudica principalmente a los moradores de los distritos de Chiclayo y José Leonardo Ortiz, donde incluso los taxistas se oponen a ingresar debido al estado crítico en que se encuentran sus principales vías. Y si lo hacen, aumenta el costo del pasaje para reparar daños.
El presidente de la Corporación de Empresas de Taxis de Lambayeque, Segundo García Sánchez, señaló que esta situación ha significado una merma considerable en los ingresos de los hombres del volante. “El mal estado en que se encuentran las pistas nos está ocasionando un gasto adicional porque tenemos que estar reparando los rodajes y direcciones de nuestros vehículos”, manifestó.
El alcalde de Chiclayo, David Cornejo Chinguel, ha reconocido que la ciudad atraviesa un momento de crisis y que se necesita más de 70 millones de soles para poder reconstruir las vías afectadas y 30 millones de soles para renovar el sistema de alcantarillado.
“Hemos empezado la reconstrucción con recursos propios y creemos que en un plazo de seis meses la ciudad por completo quedará sin huecos. Recordemos que Chiclayo quedó inundado con un millón y medio de metros cúbicos de agua”, indicó.
El burgomaestre precisó que se encuentran realizando trabajos de recapeo con un presupuesto de 9 millones de soles.
En la región Lambayeque hubo derrumbes no solo de miles de viviendas sino también de cientos de nichos en los cementerios de San José y Túcume.
José Díaz Acuña, encargado del camposanto en el distrito de Túcume, señaló que se contabilizaron 70 nichos caídos como consecuencia de El Niño costero y el 70% de los pabellones se encuentran afectados.
“Le hemos dado un plazo de 30 días a los familiares para que reubiquen a sus seres queridos, caso contrario serán trasladados a una fosa común porque necesitamos reconstruir la entrada y hacer nichos nuevos. Desde que la Fiscalía ordenó el cierre del cementerio ya no hemos tenido entierros, ahora la población lleva a sus muertos a Mohumí e Íllimo”, manifestó.
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ÁNCASH. A poco de que cierre la etapa de rehabilitación y se inicie la de reconstrucción en Áncash, como consecuencia de las torrenciales lluvias y fuertes huaicos registrados en los últimos meses, todavía no se ha culminado el empadronamiento de los damnificados y los afectados, lo cual podría ocasionar que estas personas no sean consideradas cuando comiencen los trabajos para superar los daños causados por El Niño costero.
El anuncio lo hizo la alcaldesa de la Municipalidad Provincial del Santa, Victoria Espinoza García, quien precisó que existen muchas zonas donde todavía no se ha cumplido con el empadronamiento.
“Tiene que trabajarse con los gobernadores, con las directivas de moradores, porque hay damnificados, que es aquel que lo ha perdido todo y afectados, aquel que perdió el techo, que se le cayó, que ya no pudo más. Son muchas las zonas que faltan empadronarse”, recalcó.
Indicó que la población afectada debe conocer que si no están inscritos en el padrón de damnificados probablemente no puedan recibir la ayuda correspondiente. Por lo cual, precisó que también pueden acercarse a la Oficina de Defensa Civil para este trámite y los inspectores puedan visitar sus casas.
A poco más de dos meses del desborde del río Huarmey, que dejó al 80% de la ciudad del mismo nombre bajo el lodo, los servicios básicos, como el suministro de agua y energía eléctrica, se han restablecido en la mayoría de zonas de esta provincia de Áncash, salvo en algunas casas que se derrumbaron o en las calles donde han caído postes.
Sin embargo, la población continúa padeciendo con el alcantarillado, pues hay momentos en que este colapsa. Las labores de limpieza son lentas.
TUMBES. La región más pequeña del norte del país tampoco es la excepción de los daños causados por las lluvias y los huaicos. En la frontera con Ecuador cientos de personas de algunas zonas rurales quedaron aisladas.
El director regional de Transportes y Comunicaciones de Tumbes, Armando Navarrete, informó que más de 100 kilómetros de caminos rurales y más de 200 kilómetros de carreteras han quedado dañados en diferentes tramos.
Entre las vías de comunicación más afectadas figuran las del distrito de Casitas, cuya gran parte de su población aún permanece sin conectarse con la capital, en vista de que la semana pasada soportó fuertes precipitaciones pluviales manteniendo aún activadas varias quebradas.
En la zona más atractiva para el turismo, desde Canoas de Punta Sal hasta Aguas Verdes, en lo que respecta a la carretera Panamericana Norte presenta grietas y huecos. Para la reconstrucción de las vías de comunicación se requiere unos 20 millones de soles.
El 5 de este mes, el gobernador regional de Tumbes, Ricardo Flores Dioses, junto a sus funcionarios, vivieron en carne propia la realidad que padecen los pobladores del caserío La Angostura, del distrito de Pampas de Hospital. Tuvieron que dormir en la zona porque el camino estaba inundado por la crecida de una quebrada.
La Autoridad para la Reconstrucción con Cambios ha sesionado en las cinco regiones antes descritas. Tiene mucho trabajo por hacer. Según el premier Fernando Zavala, durará unos 3 o 4 años. Mientras tanto, la rehabilitación parece quedar en la sombra del anonimato, por ahora.
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