Es un artista que se inspira en el contexto social y político. Parece que su alborotada cabellera nunca conoció el peine, o al menos, ya lo olvidó, puesto que es atrevido y osado, al igual que con sus pinturas. Parece que su cabellos se entrelazan unos a otros como los distintos temas que escoge para plasmar en sus lienzos, ya que su pintura nos confronta a no olvidar diversos episodios de la historia peruana. Él es Jorge Alberto Miyagui Oshiro, para los amigos, Sr. Miyagui.
¿Cómo así decidiste optar por la carrera del arte?
De niño leía muchas historietas y soñaba ser un dibujante de historietas. Cuando tenía 12 de años de edad, le pedí a mi padre que me inscriba en un curso de dibujo y pintura para mejorar en eso. En ese curso me enseñaron a pintar con óleo y así le fui agarrando gusto a la pintura poco a poco. Hasta que entre los libros de mi padre descubrí un libro de Van Gogh y me quedé fascinado de cómo alguien podía con colores y materia expresar tanto, me dije: yo también quiero ser pintor.
¿Cómo ha sido el proceso de tu arte?
Ha sido interesante, uno ve mis pinturas de ahora y no se parecen en nada a mis primeros cuadros. Cuando tenía 16 años, pensaba que el arte era una forma de sacar los demonios, producto de una búsqueda existencial para expresar los desgarros, etc. Pensaba que el compromiso político por una sociedad más justa, más igualitaria, era una cosa aparte. Como que el arte era una cosa y la actitud ética frente al mundo era otra. Yo creo que en el proceso, con los años esos límites entre arte, vida, política y ética se han ido desdibujando, me parece interesante de mi proceso vital, no es que una cosa sea el arte, otra cosa sea la vida. Todo es parte de una apuesta vital.
¿Qué es lo que intentas trasmitir en tus cuadros?
A mi me gusta definir el arte como una producción de sentidos. Generalmente la gente piensa que el arte es hacer cosas bonitas, pero para un artista es producir sentidos, es decir, ser intelectual, interiorizar, investigar para pintar, etc. Entonces, ¿yo qué busco? Depende del cuadro. Como todo artista, busco plasmar las cosas que me han conmovido, que me conmueven. Plantear una visión sobre mi historia, sobre mi familia, sobre la sociedad en general. Además de conmover, es decir, lograr una conexión con otras personas, que sienta o se emocione como uno. Mis cuadros son una especie de diferentes elementos, armo un discurso propio. Aparecen elementos andinos, históricos, animes.
¿En tus cuadros buscas conjugar tu doble origen, el de ser peruano de ancestro japonés?
Sí. Mis abuelos son migrantes japoneses de Okinawa. Mi proceso artístico es una forma de collage, porque creo que todos los seres humanos nos construimos a nosotros con retazos de distintas situaciones, partes, historias, hechos, o personas que por alguna razón nos han marcado. De hecho que está presente. Creo que lo que me emparenta con el mundo andino y amazónico es eso: todas las relaciones interculturales que hay a partir de la historia de mis abuelos que decidieron migrar de Okinawa y hacer su vida acá, y construir una manera de ser peruanos ellos mismos. Y algo que caracteriza al Perú es que es un país pluricultural.
¿Y la religión?
Es un tema complejo, mi familia es católica, por mucho tiempo decían que culturalmente soy católico, pero políticamente soy ateo. Creo que la religión es instrumento para dominar a las personas. No obstante creo que filosofalmente es importante, entonces soy politeísta, porque creo que hay distintas formas de conectarse con lo sagrado. Lo sagrado habita aquí mismo, lo sagrado esta aquí, nos enseñan los pueblos ancestrales, andinos, esta en el árbol, en el río.
De tus presentaciones individuales, ¿cuál resaltas?
Mi último individual denominado Manifiesto, reúne utopías, aspiraciones, conflictos y problemáticas no resueltas en la historia reciente. Hay escenas de la muestra fotográfica de la Comisión de la Verdad, de la violencia política en el Perú, etc.
Y, ¿algún caso mediático, o qué con tus pinturas hayas criticado?
El caso mas mediático que recuerdo, era un concurso muy importante que convocaba la Fundación Telefónica, en ese año Telefónica despidió 9 mil trabajadores ilegalmente o una cifra parecida. Entonces, tenia derecho a exponer, y fui donde el sindicato para pedirles los documentos, entonces pinte un cuadro con esos documentos, otro cuadro critica al Cardenal Cipriani, y me descalificaron del concurso, fue un boom mediático,a pesar de ello fue una experiencia interesante. Tenia 24 años de edad, y idea era de provocar, no se, era un provocador.
¿A qué artistas plásticos admiras?
Muchos. Mauricio Delgado, Karen Bernedo, Javi Vargas, Herbert Rodríguez, Alfredo Márquez, Miguel Lescano, Christian Bendayán y una larga lista de nombres que seguramente me estoy olvidando.